Por Felix Sanchez, Fernando Kinas y José Correa Leite
El presente texto, de 16 de septiembre de 2005, expresa el debate al interior de la izquierda radical brasilera durante el proceso de ruptura con el PT, por su adaptación social-liberal, y el trabajo de construcción de un nuevo partido, el PSOL.
Este texto pretende ser una contribución a la discusión entre diversos colectivos militantes que consideran que el Partido de los Trabajadores (PT), sometido al test gubernamental, ha fracasado, agotando así su potencial de transformación de la sociedad brasileña. Estos colectivos han emprendido un proceso de convergencia y de unificación en el marco de la construcción del Partido del Socialismo y de la Libertad (PSOL), legalizado recientemente. El conjunto de estos colectivos considera que el doble fracaso del gobierno Lula y del PT en tanto que instrumentos de cambios progresistas abre una profunda recomposición de la izquierda en su conjunto. Será un proceso desigual y prolongado, que implicará la reconstitución de instrumentos políticos, la reconstrucción de un proyecto para el país, la formación de otra dirección política y la recuperación de la capacidad de iniciativa y de confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas. No se trata sin embargo de retomar todo desde cero. Nuestro punto de partida es el resultado de tres decenios de luchas populares, que han producido un tejido asociativo importante, herramientas políticas variadas y un avance de la conciencia ciudadana de una parte de la población. Sería un desastre si, en función del fracaso del PT como partido de la transformación, su continuidad formal lograra instaurar un nuevo populismo aún más pálido haciéndonos regresar hacia los esquemas políticos de antes de 1964, en los que los trabajadores solo aparecían en la escena política como fuerzas auxiliares de las élites, en tanto que masa de maniobra. Pero esto no podría producirse más que si los socialistas, y ante todo la izquierda que hasta el presente ha construido el PT, aparecieran paralizados y divididos, concentrados en la defensa de los pequeños intereses particulares. Más que nunca en el curso de estos últimos decenios, al contrario, es la defensa de los intereses generales del pueblo trabajador lo que debe guiarnos.
El fracaso del gobierno Lula y del PT /1.
1. La coyuntura que atravesamos se caracteriza por una crisis política grave que tiene su epicentro en el fracaso del Partido de los Trabajadores como partido del cambio y de su gobierno. El PT ha conocido un fracaso clamoroso ante el principal test de su historia, al que se había preparado durante 25 años. Y su fracaso alcanza a numerosos instituciones construidas en nuestro país durante los últimos decenios. El legislativo ha mostrado su fragilidad congénita y su venalidad, y el sistema de partidos ha mostrado lo que tiene en su vientre, revelando los límites del modelo de democracia brasileño. Estos límites están inscritos en la contradicción entre la voluntad de cambio de los electores, manifestada en 2002, y el mantenimiento y la profundización del modelo económico rechazado en las urnas. Están inscritos también en la preponderancia del sector económico del gobierno sobre las decisiones del congreso sobre los recortes y asignaciones presupuestarias.
Es así como una democracia que no pone en cuestión lo esencial se convierte en una democracia de fachada, una democracia que se somete a la dictadura de los mercados finalmente no sirve para mucho. Cualquiera que sea el desenlace de la crisis, ésta provocará muchos daños, tendrá por resultado una enorme pérdida de confianza en la participación política y en la concienciación de los trabajadores y del pueblo, poniendo en cuestión una gran parte de las conquistas de la izquierda en el curso de treinta años de lucha. Una gran responsabilidad pesa sobre todo el campo democrático y popular, hay que encontrar colectivamente salidas susceptibles de limitar los daños que estamos sufriendo
2. Sin embargo, la generalización de las responsabilidades no debería camuflar el centro de donde parte la crisis. Resulta de la incapacidad del PT de realizar una gobierno de cambio. Bajo la dirección de autodenominado Campo Mayoritario, el PT ha abandonado su programa de transformación social y se ha adherido al neoliberalismo.
Tomando sus distancias respecto a su base social, el gobierno Lula ha formado un consorcio entre el PT y lo que hay de más podrido en la política brasileña (Partido Liberal, Partido Progresista y Partido Laborista Brasileño) (1), desplazándose así al terreno en el que el poder de seducción y de corrosión del dinero se ejerce con más fuerza. A pesar de la tentativa de Lula de saldar las cuentas de la crisis en curso solo sobre las espaldas del PT, la responsabilidad de esta crisis, en lo que tiene de lícito e ilícito, pasa por el Palacio presidencial /2.
3. La eventual destitución de los parlamentarios sobre los que se han abierto expedientes, en el PT y otros partidos, no va a cambiar nada el carácter del gobierno, sus alianzas y sus cerradas relaciones con una parte del capital financiero y especulativo, dicho de otra forma sus actuales compromisos de clase.
No es por tanto correcto restringir el problema de la corrupción al PT, como si el gobierno fuera un elemento pasivo en este proceso de degeneración. El proyecto hegemónico petista, conocido y puesto en marcha por una parte de su dirección, de tomar el aparato de estado y los métodos para llegar a él se ha desarrollado en función de la conquista del gobierno central y se ha cristalizado con la llegada de Lula al Palacio presidencial. Es Lula la figura central de este proyecto y el responsable de sus consecuencias al lado de José Dircey de de personajes como Palocci y Gushiken.
4. La crisis pone en evidencia la existencia de una corrupción interna desde hace mucho, de un partido dominado por un grupo político que no conocía ningún límite a su acción. No existía por tanto ningún conflicto de orientación, desde el punto de vista del campo popular, entre diferentes sectores de este campo. La adhesión a la política neoliberal, las alianzas con los partidos de derecha, el cambio de la base social del partido y el encuadramiento y la cooptación de los movimientos sociales, todo ello constituían iniciativas coherentes con el desarrollo de este proyecto de ganar y de conservar el poder al precio de considerables agresiones programáticas y éticas. Se trata aquí de un caso ejemplar (y trágico) de metamorfosis y de burocratización de una corriente política venida del campo popular y del movimiento socialista. Pero es hoy evidente que la izquierda petista ha cometido también muchas faltas, dejando hacer, por cálculo, apatía o por error, diversos aspectos de un proceso que minaba desde hacía mucho la vitalidad del partido. Debemos reconocer que nos ha faltado la crítica justa, con la intensidad necesaria y en el momento adecuado.
5. Las concepciones y las prácticas de este campo mayoritario no han nacido bajo el gobierno Lula: existían ya, principalmente en las municipalidades petistas del Estado de Sao Paolo. Lo que es significativo del control que esta máquina tiene sobre el partido, es que las denuncias hayan aparecida en sus aliados de derechas. Y que una reducción del peso de lo que aparece ahora como la banda podrida del campo mayoritario de la dirección del PT, ligada a José Dirceu, no pueda tener lugar más que con el control directo o indirecto de Lula sobre la máquina del partido, como lo muestra la entrada de exministros a puestos clave de la dirección del partido y las diferentes propuestas de refundación del partido. Aunque esas posiciones hayan encontrado siempre una oposición por parte de corrientes minoritarias de la izquierda petista, que han llevado a cabo una dura batalla contra la orientación del partido, esta lucha ha perdido hoy su sentido, reduciéndose al enfrentamiento entre dos sectores burocratizados por el control de una máquina electoral privada de todo potencial de transformación.
La espada de Damocles sobre la cabeza de Lula
6. El gobierno Lula, con la crisis, ha perdido sus últimas veleidades progresistas. Los representantes de la izquierda que permanecen en el gobierno tienen un papel decorativo, confiriendo un ligero barniz de legitimidad a un gobierno que no lucha más que por sobrevivir y mantenerse hasta el fin de su mandato. Es un gobierno frágil, rehén del Partido de la Socialdemocracia brasileña (3) y del Partido del Frente Liberal (4), que promete profundizar la política neoliberal como estrategia para evitar el impeachment y/o reencontrar un poco de margen de maniobra.
7. A diferencia de la socialdemocracia europea, la adhesión de Lula al neoliberalismo se ha hecho en conformidad con la tradición brasileña de conciliación entre las nuevas élites y las antiguas, con la cooptación por el aparato de estado de una buena parte de las direcciones populares forjadas en el curso de las luchas de los años 1970 y 1980, sin el menor esfuerzo de su parte por preservar las conquistas de su base social de origen. Por ello, la base de apoyo del gobierno Lula e incluso del PT se ha encontrado rápidamente modificada en el curso de estos tres últimos años, a partir de la publicación de la Carta a los Brasileños, en 2002. La relación mantenida con los movimientos organizados se ha transformado rápidamente en relación de cooptación, de clientela, de compra y en lo que concierne a los sectores más conscientes, en antagonismo abierto.
8. El impeachment, que pende como una espada de Damocles sobre la cabeza de Lula y de su equipo, se ha convertido en una eventualidad desde las declaraciones del publicitario Duda Mendona. pero como ha indicado claramente una editorial del periódico del estado de Sao Paolo sobre el gobierno Lula titulada “Esto no marcha con él, sería peor sin él”, tal no es la opción mayoritaria de la burguesía brasileña. Fernando Henrique Cardoso ha señalado, desde el comienzo de la crisis, que las clases dominantes no tienen interés en la destitución formal del gobierno Lula; la presencia del PT en el gobierno federal, convertido al neoliberalismo y fragilizado, refuerza el régimen puesto en pie desde la caída de la dictadura. Además, la inestabilidad no dejaría de afectar a los negocios, lo que no constituye la opción prioritaria de la clase dominante. Pero la dinámica objetiva de las encuestas incluye a Lula, le fragiliza cada vez más, y el impeachment podría, incluso sin apoyo político, ser jurídicamente desencadenado.
9. Para los sectores progresistas, ya muy debilitados, el impeachment agravaría considerablemente las divisiones internas, llevando a los sectores ligados al gobierno a un esfuerzo desesperado por conservar sus posiciones. Podría también reforzar la idea de que la participación política de las capas populares y los proyectos políticos de la izquierda no tienen futuro. Sin embargo, sostener contra esto la tesis de un “movimiento golpista”, es sostener una mentira, que se hunde ante la evidencia de los hechos, y al mismo tiempo contribuir a la instrumentalización de los movimientos sociales para la defensa de un gobierno que no es el suyo. Igualmente, la propuesta de un pacto entre el gobierno y las oposiciones para enfrentarse a la crisis no intenta más que mantener tal cual la política económica y las ganancias de las empresas y evitar las sanciones a un gran número de políticos corruptos de “base aliada” y de la oposición liberal, por lo que esta propuesta debe ser abiertamente combatida por la izquierda. Propuestas como la convocatoria de un referéndum de revocación o de una asamblea constituyente son por su parte bastante artificiales. La única posición de izquierda coherente es la prosecución hasta el final de todas las investigaciones y el castigo de los responsables. La crisis hace más evidentes las consecuencias del curso que el gobierno y el partido tomaron desde la elección y profundiza la diferenciación política en el campo popular.
10. La izquierda de la CUT había ya formado el Frente de Izquierda Socialista en 2004 y los parlamentarios críticos del PT habían formalizado el Bloque de Izquierdas como una alianza contra el curso neoliberal del gobierno en marzo de este año, mucho antes de que estallara la crisis. Ahora, el debate sobre la forma en que son tratados los asuntos públicos y el carácter de la dirección lulista clarifican, para una amplia capa de militantes y de su base social, el fracaso del proyecto petista simbolizado por la dirección de Lula, lo que permite una amplio debate sobre las alternativas.
Desafío urgente para la izquierda.
11. El PT podrá subsistir como máquina partidaria amorfa, limitándose a disputar los mandatos y los ejecutivos; un partido incapaz de ser el canal de expresión de los deseos populares de cambio, inapto para construir un proyecto de nación con un horizonte socialista. Las propuestas de “refundación” del PT están condenadas por la pérdida de credibilidad del gobierno, por la fuerte presencia en el partido de las redes de poder de la dirección precedente, por la precariedad de la democracia interna y por el foso creado entre el partido y el gobierno, por un lado, y la izquierda socialista y los movimientos sociales, por el otro. Una verdadera “refundación” no sería factible, para los sectores que defienden esta tesis , más que por la ruptura con quienes son objeto de investigaciones, ruptura imposible visto el tejido de relaciones tejidas por Dirceu. La “refundación” realmente existente intenta pues poner el partido en orden de marcha para el apoyo parlamentario y electoral al gobierno, y para la reelección de Lula. Para la izquierda socialista, por otra parte, una “refundación” no tendría sentido más que por la ruptura con el PT y la dirección lulista; pero el PT es inseparable de Lula y su gobierno está definitivamente comprometido como instrumento de cambios progresistas, y constituye, él mismo, el centro de la crisis actual. De todas formas, con o sin “refundación” , la reconciliación entre los sectores del “campo mayoritario” identificados con Dirceu, de un lado, y con Lula del otro, ha hecho ya un recorrido y ha cooptado, de un lado a Articulación de Izquierda /5 y del otro, al sector gubernamentalista de Democracia Socialista /6. Nada de todo esto cambiará la orientación del gobierno Lula. Y todos van a encontrar su lugar en un nuevo PMDB, pragmático y sin utopías.
12. El desafío más urgente lanzado a la izquierda es diferenciarse del gobierno Lula y de la dirección del PT y formar un polo socialista de convergencia de los sectores populares, de los militantes sociales y de parlamentarios, capaz de reagrupar a la izquierda perpleja, desorientada y en un proceso acelerado de dispersión. Un reagrupamiento capaz de ser, tanto en las luchas sociales como en el terreno institucional, un polo de oposición de izquierda al gobierno Lula. Se trata de salvar lo que es posible de las conquistas políticas y organizativas, de conservar la herencia liberadora de varias generaciones de izquierdas que habían fusionado en la experiencia del PT. Hoy, el PT ha perdido su carácter de reagrupamiento político de izquierdas, y eso va a expresarse por un retroceso considerable en las próximas elecciones. No hay medio de justificar el mantenimiento de socialistas bajo la misma etiqueta que los responsables de la adhesión del partido al neoliberalismo, de tal desprecio de las prácticas democráticas, y de tal desastre en el tratamiento de los asuntos públicos. Se trata, en cualquier caso, de organizar una retirada en un marco de desagregación y de derrota de lo que fue el proyecto hegemónico de la izquierda, reagrupando las fuerzas y retomando la iniciativa sobre nuevas bases. Se trata de contribuir activamente a la superación de la experiencia del fracaso del lulismo, evitando que lo muerto ahogue a lo vivo que lucha por nacer.
La recomposición de la izquierda.
13. El doble fracaso del gobierno Lula y del PT como instrumentos de cambios progresistas abre simultáneamente una profunda recomposición de la izquierda. Será desigual y prolongada, implicando la reconstitución de instrumentos políticos y asociativos, en la reconstrucción de un proyecto para el país, en la formación de otra dirección política y en la restauración de la capacidad de iniciativa política y de la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas. Se trata de retomar el proceso de organización independiente de clase de los trabajadores para afrontar tanto la crisis actual como las mutaciones en la estructura social y en la lucha política inducidas por quince años de globalización neoliberal. No se trata, como se ha oído decir, a guisa de reacción ante la crisis, de “recomenzar todo a partir de cero”. Nuestro punto de partida es cualitativamente superior al del ciclo histórico petista: treinta años de luchas populares han producido un importante tejido asociativo y un avance en la conciencia social de una parte de la población. El desastre llegaría si, como consecuencia del fracaso del PT como partido de la transformación, volvíéramos bien a los marcos políticos pre 1964, en los que los trabajadores aparecían en la escena pública como fuerzas auxiliares de las élites, como masa de maniobra de las diferentes capas de la burguesía, bien a una situación argentina, en la que la izquierda se encuentra al margen de la gran política. O si la continuidad del PT instaurara un nuevo populismo deslavado, sin ninguno de los méritos históricos que tenía el del pasado.
14. La crisis del PT y el fracaso de su funcionalidad en tanto que instrumento político de la clase trabajadora brasileña es también la crisis de todas sus corrientes internas, que se habían hundido ya como consecuencia de la modificación del carácter del partido por el gobierno Lula. Pero la crisis puede también alcanzar a los demás instrumentos construidos por los trabajadores, comenzando por la Central Unica de los Trabajadores, donde Articulación Sindical (con el apoyo de la CSD) /7 promueve una política de sometimiento y subordinación al gobierno, y por el Movimiento de los Trabajadores rurales Sin Tierra, que se enfrenta a un callejón sin salida en su lucha por la reforma agraria. Esto no puede sin embargo llevar a diagnosticar que estas organizaciones son inútiles para los trabajadores y deben ser abandonadas. Lo que parece hacer el PSTU a través de Conlutas (8). La política de Articulación en la CUT, por ejemplo, se enfrenta a una fuerte resistencia de un importante sector clasista y socialista organizado en el Frente de Izquierda socialista, lucha que debe ser reforzada. Lo que toma en este contexto un carácter de extrema urgencia, es la lucha por la autonomía y la acción unitaria de los movimientos sociales frente al gobierno y a los partidos. El gobierno Lula y su opción por la conciliación de clases hacen posible una ofensiva de la derecha. Para la mayoría de la población, es la izquierda la que gobierna Brasil. Es esto lo que la derecha busca: mostrar que ni la izquierda ni los sectores populares pueden gobernar el país. Así, el descalabro del gobierno Lula y del PT, ya en gran medida realizado, alcanzará al conjunto de la izquierda.
15. La batalla de orientación llevada a cabo por la izquierda se ha expresado por diversos sectores del PT en el proceso de elección directa (9) del partido que se está cerrando en estos momentos. La candidatura de Plinio Sampaio ha sido la única posición no gubernamentalista que se ha expresado y ha tomado amplitud como polo de atracción de los sectores en desacuerdo tanto con la dirección dada por el “Campo Mayoritario” al gobierno y al PT como con la que proponía la izquierda gubernamentalista. Valter Pomar, a pesar de su retórica radical, apoya la posición pragmática de defensa del gobierno que caracteriza a Articulación de Izquierda y encuentra el apoyo de sectores ligados a José Dirceu y Marta Suplicy. Raul Pont, cuya candidatura ha sido lanzada en una tentativa de preservar la unidad de Democracia Socialista, ha visto su campaña presionada por la necesidad de justificar la participación en el gobierno y ha acabado por asumir la tesis de la “refundación”, que refuerza la tesis lulista según la cual es el PT el responsable de la crisis. Habiendo llegado el PED a una situación en la que todo continúa como antes en el PT, se plantea para los socialistas la necesidad inmediata de salir del PT.
16. Romper con el PT es central para abrir un espacio al proceso de recomposición política de la izquierda. Hay un enorme vacío político cuya ocupación es impedida por el dique levantado por el PT. Una vez derribado ese obstáculo, diversos actores toman posición para ocupar este espacio: máquinas electorales con un vago perfil de izquierda, el PSTU, la Consulta Popular, el PSOL.
a. El vacío no podrá ser ocupado, en primer lugar, por ningún proyecto puramente electoral y de colaboración de clases. Reagrupamientos como el PSB, el PDT y el PVE /10 que hoy se disputan los parlamentarios de la izquierda petista están demasiado marcados por trayectorias incoherentes, algunos por una historia más antigua que la del PT (por cuya construcción habían sido derrotados), por la posible presencia de sectores corrompidos en numerosos estados, y varios por sus compromisos con Lula.
Así, por ejemplo, el PSB ha sido el partido de Garotinho en las últimas elecciones, forma parte de la base parlamentaria de Lula y es hoy el partido de Ciro Gomes. Además, ninguno de esos partido puede ser presentado como una opción para militantes que se desgajan del campo petista, que no podrán recomponerse más que alrededor de un proyecto de partido socialista militante y abierto, capaz de dialogar con lo que hay de positivo en la herencia del PT. Y ninguno de esos partidos ofrece garantías de que no apoyará la reelección de Lula o la continuidad de sus proyecto político en las elecciones de octubre de 2006.
b. El PSTU, único otro partido militante de la izquierda brasileña, que durante diez años ha intentado presentarse como una alternativa al PT, ha fracasado también, incapaz de dialogar con las capas más amplias del movimiento popular brasileño, tanto debido a su sectarismo como a su incapacidad de abordar pedagógicamente la lucha social. La crisis del PT ha catalizado la crisis latente en su seno y sus sectores más abiertos han abandonado el partido.
c. Consulta Popular, permanecida en suspenso durante años, parece ver en la crisis una ocasión para relanzarse como proyecto de instrumento político no electoral. Se alimenta de la decepción engendrada por la cooptación del PT por las instituciones. Pero un movimiento político que rechaza actuar en elecciones no puede ser una herramienta central en la lucha de los trabajadores por el cambio social y por el poder. Los procesos electorales siguen siendo momentos clave de debate y de participación política, expresión de una hegemonía política que no podrá ser superada al margen de la lucha política tal como se elabora en nuestra sociedad. Y esto comporta un riesgo de manipulación: por oposición a su dilución en los procesos electorales, quedará la opción de apoyar pragmáticamente candidaturas bajo diversas etiquetas, ignorando sus compromisos institucionales, por ejemplo el apoyo, en 2006, a candidatos de partidos comprometidos en la reelección de Lula, sin tener en cuenta la polarización política central. Lo que este panorama pone en evidencia, es que no existe completamente preparada una alternativa de izquierdas al PT. La tarea de los socialistas brasileños es un trabajo de reconstrucción en condiciones desfavorables, la construcción de una alternativa hoy inexistente, “en caliente”, que aproveche los combates políticos centrales del próximo período.
Potencialidades del PSOL.
17. El PSOL, que acaba su proceso de legalización /11, es, por otro lado, un partido aún en construcción, que como todo nuevo proyecto comporta las incertidumbres de lo desconocido. Es la única etiqueta de izquierdas en tener alguna legitimidad frente a la crisis, debido a que ha nacido precisamente de la exclusión de parlamentarios petistas de izquierda (como la senadora Heloisa Helena, figura emblemática de la resistencia a la deriva neoliberal del gobierno Lula) y de su decisión de constituir un nuevo marco partidario legal para que esos sectores pudieran estar representados en la elección de 2006 presentando una alternativa de izquierdas. El PSOL tiene una imagen pública un poco cerrada en parte a causa del peso de algunos sectores sectarios en su composición inicial, en parte a causa de errores políticos o de olvidos que comietió durante su etapa de legalización (como no haber defendido el voto por Raul Pont en la segunda vuelta de la elección en Porto Alegre). Pero esta imagen es también el resultado del cordón sanitario creado por las corrientes gubernamentalistas del PT, que deben descalificar al PSOL para justificar su mantenimiento en el partido. Más un movimiento que un partido constituido, el PSOL parece constituir un remanso de salvación para los socialistas en esta situación de crisis.
18. El PSOL presenta, de un lado, el mérito de ser, potencialmente, el único partido existente que puede reagrupar importantes fuerzas militantes huérfanas desde el fracaso del PT. La adhesión de nuevos sectores le dará probablemente de forma inmediata un perfil político más amplio y abierto. El fracaso del PT no debe disimular todo el avance que ha representado para la organización política de los trabajadores la existencia de un partido de clase, articulando su acción social y política en un proyecto general de transformación de la sociedad y luchando en todas las esferas de acción. El gran desafío que se ofrece a la izquierda socialista es hoy, intentar reducir los riesgos de dispersión y de reagrupar al máximo de fuerzas militantes, de dirigentes políticos, de parlamentarios de izquierda y su base electoral en un mismo partido, no solo la izquierda que abandona el PT, sino también la que actúa hoy aún bajo otras etiquetas cooptadas por el gobierno Lula. Es la única forma para nosotros de no comprometer la independencia de los trabajadores brasileños, ya minada por el gobierno Lula y la degeneración del PT.
19. El PSOL tiene, por otro lado, una baza de primer plano en la persona de su principal dirigente, la senadora Heloisa Helena, queha dado pruebas de un peso electoral significativo y podrá jugar un papel importante en la batalla de 2006, en tanto que alternativa de izquierda a Lula. El electorado de izquierdas, traicionado por la estafa cometida por el PT, sancionará a ese partido el año que viene. Si ese electorado dispersa sus votos en etiquetas como el PSB, PDT , PPS o PV, será una contribución decisiva a la dilución del campo ya precario de la independencia de clase construido estos treinta últimos años. Es importante que la ruptura del PT pueda dar nacimiento, en nuestro país, a algo semejante a lo que fue el Partido de la Refundación Comunista, formado en la crisis del Partido Comunista Italiano, un partido capaz de asociar una acción militante en los movimientos sociales con el mantenimiento de una presencia de peso en los procesos electorales. Pero para que eso llegue es fundamental que el PSOL reciba la adhesión de una parte de los parlamentarios del Bloque de Izquierdas del PT, instaurando un círculo virtuoso entre elecciónes a la mayoría y elecciones a la proporcional y permitiendo la conservación de mandatos parlamentarios socialistas ligados a un proyecto político colectivo. La dispersión de los parlamentarios de la izquierda socialista entre diversas etiquetas electorales, además de no presentar ninguna garantía real de conservación de los mandatos parlamentarios, crearía una situación sin retorno de dispersión de las conquistas de la izquierda socialista. Solo esta configuración en un partido militante, con raíces sociales, capaz de reivindicar lo que es fundamental en la experiencia positiva del PT, permitirá a los socialistas presentarse, en 2006, con un perfil muy diferente del de hoy, crítico y autocrítico hacia el PT, en una relación bastante más orgánica con los movimientos sociales y las luchas populares.
20. La dirección del PSOL ha anunciado ya que su sigla estará abierta no solo a quienes se sumen al conjunto de sus propuestas, sino también a sectores de la izquierda críticos de la orientación neoliberal del gobierno Lula que tengan necesidad de ello. Esto significa que la entrada en el PSOL puede hacerse por un acuerdo electoral que ni implique una adhesión al proyecto partidario estratégico (¡que, en lo hechos, está lejos de estar definido!). Pero la adhesión al PSOL puede significar también más: puede facilitar la reconstrucción de un proyecto político común y de un marco orgánico más estable, dicho de otra forma un nuevo polo potencial de reagrupamiento de la izquierda socialista en Brasil. Esto reposa en una apuesta, la única apuesta racional que pueda ser realizada por socialistas: el PSOL, reorganizado debido a la presencia de la izquierda petista, deberá comportarsecomo un partido socialista de masas, abierto al diálogo y a la participación de todos los sectores de la izquierda, capaz de salvar las mejores conquistas de la experiencia del PT a la vez que evita los errores de este último, pero también capaz de actualizar el orden del día estratégico y programático de los socialistas brasileños, profundamente superado por la realidad contemporánea. Deberá intentar integrar toda la diversidad de las experiencias de los diversos sectores críticos del balance del PT y del gobierno Lula. Deberá mostrarse capaz de construir una relación de aprendizaje con las actividades de los movimientos sociales, rechazando todo vanguardismo autoproclamado y toda relación de tutela hacia las organizaciones populares.
Una recomposición a largo plazo.
21. Por muy positiva que pueda ser el papel cumplido por el PSOL, no hay medio hoy de evitar una cierta dispersión en la construcción de un instrumento político partidario capaz de ocupar el espacio históricamente tomado por el PT. Esto porque el PT ha aparecido en el surco del más formidable movimiento de masas de la historia brasileña, que tuvo por resultado el fin del régimen militar y creó además del partido, organizaciones tales como la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), la Central Ünica de Trabajadores (CUT), el Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST) y ha sido capaz de suscitar la energía, la creatividad, la esperanza y la alegría en millones de personas, en Brasil y en todo el mundo. Hoy no atravesamos un período ascendente y el tejido social brasileño ha cambiado mucho, haciendo difíciles tales procesos. La reconstrucción de un partido político de izquierdas con capacidad de hegemonía será compleja, y quizá a largo plazo.
22. La izquierda socialista va a encontrarse confrontada, en el próximo período, a la necesidad de una reflexión crítica y autocrítica. ¿En qué nos hemos equivocado para llegar aquí?. ¿Cómo nuestra concepción del partido nos ha permitido vivir con una estructura tan deformada y durante tanto tiempo, que ha hecho de la democracia interna y de la participación militante una especie de formalidad?. ¿Cómo hemos permitido, a lo largo de los años 1990, que el centro de gravedad de la acción política pasara de los movimientos sociales a las estructuras del aparato del estado?. Finalmente, qué herencia queremos reivindicar de este proceso?. ¿La autoorganización, la democracia directa y el papel decisivo del pueblo de los años 1980 y su relación con un movimeinto político-partidario capaz de no abandonar el terreno ni cambiar de narturaleza? ¿Un partido que ha sabido, durante su primer período de existencia, integrr la diversidad de las experiencias sociales y políticas de los sectors populares?. ¿La oxigenación de las estructuras del estado permitida por la línea de democracia participativa y por las experiencias de presupuesto participativo? ¿El proyecto de Foro social Mundial, conocido en este medio ambiente? ¿Las grandes campañas de educación política sobre temas como la deuda externa y la Zona de Libre Cambio de las Américas (ALCA)? La crisis no será superada más que si llevamos a cabo una reflexión política programática y estratégica colectiva capaz de situar al movimiento socialista brasileño a la altura de nuestro tiempo.
23. Pero la reflexión programática y estratégica toma cuerpo por la intervención táctica en una coyuntura concreta. La crisis del PT coincide con la crisis de las políticas neoliberales, pero la decepción hacia el gobierno Lula desorganiza al movimiento democrático y popular. Ahora, con la agravación de la crisis, un reagrupamiento significativo de fuerzas puede, probablemente, tener éxito alrededor de la asociación de la lucha contra la corrupción y la lucha contra el neoliberalismo, llevándo el debate político más allá de la discusión ética. Esta orientación, planteada principalmente por las Asambleas Populares, se enfrenta sin embargo a la línea de la dirección de la CUT (apoyada por la Coordinadora de Movimientos Sociales) que asocia la lucha contra la corrupción a la defensa del gobierno Lula: una orientación gracias a la cual diversos sectores que tienen relaciones de dependencia con el gobierno intentan subordinar el movimiento a su línea particular. En estas circunstancias desfavorables, la bandera de la anulación de las reformas adoptadas gracias a la compra de votos de parlamentarios podrá quizá ayudar a dialogar con los permanentes y los sectores más conscientes del movimiento.
24. En una coyuntura en la que la izquierda socialista pierde sus referencias en el PT y corre el riesgo de dispersarse, es urgente que los socialistas pongan en marcha un movimiento político más amplio y flexible que las etiquetas electorales existentes, capaz de poner en marcha un marco de debate y de convergencia de todos los movimientos, dirigentes y parlamentarios comprometidos en la reconstrucción del proyecto socialista de la izquierda brasileña. La formación de un Movimiento para el Socialismo será sólido en la medida de su anclaje en un partido que pueda proporcionarle un centro de gravedad y solo el PSOL permitirá que ese centro socialista tenga una base militante. En estas condiciones, puede ayudar a la izquierda socialista, en los partidos o fuera de ellos, a converger más allá del horizonte electoral de 2006. Puede ayudar a que la recomposición de la izquierda y la reconstrucción de sus instrumentos políticos tenga lugar limitando su fragmentación.
25. Las consideraciones estratégicas y la crítica del electoralismo petista no deben velar que será en el proceso electoral de 2006, en el terreno creado por el fracaso del PT y del gobierno Lula, que la población va a formular sus balances de la experiencia del gobierno y dibujar sus futuras fidelidades, esperanzas e identidades políticas. Nada sólido podrá ser construído al margen de la polarización expresada en la batalla electoral, todo muestra que será entre Lula, las candidaturas de derechas y la candidatura de Heloisa Helena. Ningún dirigente de la izquierda podrá evitar elegir su campo en este enfrentamiento. Es importante que en esas elecciones el mayor número posible de candidaturas y de fuerzas socialistas se reagrupen en un polo de izquierdas, bajo la etiqueta del PSOL o en alianza con él, y hagan posible una candidatura presidencial que pese electoralmente para tener un efecto sobre los debates y la conciencia política popular y luchar por electos populares susceptibles de dar continuación a esta batalla.
José Correa Leite, animador del Foro Social Mundial, militante de la minoría de la Tendencia Democracia Socialista y miembro del Comité Internacional de la IV Internacional, acaba de abandonar el PT y de unirse al Partido del Socialismo y de la Libertad (PSOL).
Reproducimos este artículo de Palavra Crusada del 16 de septiembre de 2005. Palavra Crusada,www.palavracurzada.cjb.net, es una página internet de análisis e informaciones al servicio de la recomposición de la izquierda socialista brasileña, lanzado por militantes de la Tendencia Democracia Socialista en desacuerdo con la orientación de la dirección de esta tendencia y, en particular, con su participación en el gobierno Lula. Traducido del portugués por J.J.M.E. Los intertítulos son de la redacción de Inprecor.
Notas: 1/ El Partido Liberal (PL), viejo partido de la derecha brasileña, hizo alianza con Lula para la presidencial de 2002 y su dirigente, José Alencar (un gran patrono) se convirtió por ello en vice presidente. El Partido Progresista (PP) es un partido de derecha populista cuyo dirigente, Paulo Maluf, fue alcalde de Sao Paulo. El Partido Laborista Brasileño, es, a pesar de su nombre, un partido de derechas, dirigido por un banquero. Estos tres partidos tenían una antigua reputación de corrupción.
2/ Sobre los asuntos de corrupción y la crisis del PT, remitirse al artículo de José Corea Leite, “La crisis de mayor gravedad de la historia del PT” aparecido en Inprecor 507/508, de julio-agosto de 2005 (ed. francesa).
3/ El Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) es una escisión “modernista” del PMDB (Partido del Movimiento Democrático Brasileño, salido del MDB, el único partido legal de oposición durante la dictadura militar). Hizo elegir dos veces seguidas a Fernando Henrique Cardoso (llamado FHC), que realizó el giro neoliberal de la política brasileña. Es hoy el principal partido de la burguesía brasileña.
4/ El Partido del Frente Liberal (PFL) salió del ARENA, el partido de la dictadura militar.
5/ Articulación de izquierda (AE) es una tendencia de la izquierda del PT, salida en el comienzos de los años 1990 de la corriente histórica dirigida por Lula, la Articulación.
6/ Democracia Socialista (DS) es una tendencia de la izquierda del PT que reagrupa en su seno a los militantes que se identifican con la IV Internacional. Desde la elección de Lula y la formación de su gobierno, del que forma parte como ministro de la Reforma Agraria Miguel Rosetto, dirigente de la DS, han aparecido divisiones políticas en el seno de la DS y varios centenares de esos militantes la han abandonado para construir el PSOL con Heloisa Helena, senadora de la DS, excluída del PT por su negativa a votar las contrarreformas del sistema de jubilaciones. La DS ha presentado a Raul Pont, fundador del PT y antiguo alcalde de Porto Alegre, como candidato a las elecciones a la presidencia del PT. Reproducimos en otra página una entrevista de Raul Pont que resume las posiciones políticas actuales de la mayoría de la DS. El Comité Internacional de la IV Internacional, tras un año de discusión, ha adoptado en febrero de 2005 una orientación diferente de la de la mayoría de la DS (cf. Inprecor n. 504 de abril de 2005, ed francesa), considerando en particular que no hay ya dudas de que la ocupación de puestos en el gobierno Lula, sea a nivel ministerial, sea en otras funciones con responsabilidad política, es contradictoria con la construcción de una alternativa en Brasil en conherencia con nuestras posiciones programáticas. El CI se ha pronunciado por otra parte por el mantenimiento de relaciones con todas las componentes de la IV Internacional en Brasil, con todas las componentes permaneciendo miembros de pleno derecho de la Internacional, con el objetivo de favorecer el diálogo, las relaciones y la unidad de acción de todas estas componentes en la perspectiva de una alternativa política al gobierno Lula.
7/ Articulación sindical es la tendencia mayoritaria en el seno de la Central Unica de los Trabajadores (CUT), ligada a la corriente Lula del PT. La CSD (CUT socialista y democrática) es la tendencia sindical animada por los militantes de Democracia Socialista.
8/. El Partido Socialista de los Trabajadores Unificado (PSTU) salió de una ruptura de la corriente trotskysta “morenista” en 1992 con el PT. Desde su fundación, el PSTU no ha logrado aparecer como una alternativa creíble frente al PT. Sus militantes sindicales han comenzado recientemente a orientarse hacia la ruptura de las organizaciones sindicales que influencian con la CUT.
9/. El Proceso de Elección Directa (PED), cuya primera vuelta ha tenido finalmente lugar el 18 de septiembre de 2005 y la segunda vuelta (para la presidencia únicamente, al no haber ningún candidato obtenido más del 50%) tendrá lugar el 9 de octubre, es el método de elección del presidente y de los miembros de la dirección nacional del Partido de los Trabajadores, por voto secreto directo y no a través de un debate de congreso.
Los resultados del voto del 18 de septiembre aseguran ya la mayoría de la dirección nacional a las corrientes pro-Lula (41,9% para el Campo Mayoritario, 11,5% para la plataforma Movimiento y 5,8% para la plataforma Socialismo y Democracia, como su nombre no indica una disidencia del Campo Mayoritario), las corrientes de izquierda obteniendo respectivamente 12,1% para DS, 11,8 % para AE, 9,1% para la izquierda cristiana, repartiéndose otras cuatro pequeñas corrientes el 7,7% restante. Para la presidencia, en la primera vuelta el candidato del aparato Ricardo Berzoini ha obtenido 42% de los votos, seguido por Raul Pont (DS) con 14,68 %, Valter Pomar (AE) con 14,65 %, Plinio de Aruda Sampaio (izquierda cristiana, el único candidato en defender la ruptura dle aprtido con el gobierno Lula, que ha decidido unirse al PSOL a la salida de la votación) con 13,4%, Maria de Rosario (Movimiento, originaria de Porto Alegre) con 13,2%, Markus Sokol (lambertista) 1,4% y Geg (0,7%).
La segunda vuelta opondrá a Berzoini con Raul Pont, que ha obtenido el apoyo de V. Pomar, P. Aruda de Sampaio (que a la vez que optaba por unirse al PSOL, llama a quienes optan por permanecer aún en el PT a que voten por R. Pont), M. do Rosario y M.Sokol. Señalemos que quienes aspiran a poder presentar sus candidaturas a las próximas elecciones (presidenciales, legislativas federales y estatales) de octubre de 2006 deben estar inscritos en un partido registrado como muy tarde el 30 de septiembre de 2005, al exigir la ley electoral brasileña que los candidatos sean miembros del partido que les presente desde al menos un año. Los sucesivos retrasos de la fecha del PED por la dirección del PT, que no se acabará finalmente más que el 9 de octubre, han llevado así a numerosos de sus electos a precipitar su salida.
10/. El Partido Socialista Brasileño (PSB) es un pequeño partido socialdemócrata. El Partido Democrático Laborista (PDT) es un partido populista de centro izquierda, afiliado a la Internacional socialista. El Partido Verde (PV) es un partido ecologista neoliberal.
11/. Este artículo estaba ya publicado cuando el Tribunal Superior Electoral (TSE) ha concedido, el 16 de septiembre de 2005, el registro definitivo al Partido Socialismo e Liberdade (PSOL), que se convierte así en el 29 partido político registrado a escala nacional. El PSOL ha presentado más de 450.000 firmas de diez estados. Podrá en adelante participar en las elecciones, tener derecho a una propaganda electoral gratuita y recibir recursos del Fondo partidario.