Fuimos miles ayer en Rosario en la manifestación contra las quemas del humedal. La convocatoria arrancó sin firma, por parte de «ciudadanos autoconvocados», pero, por lo rápido que se empezó a replicar y la adhesión posterior de diferentes organizaciones, se esperaba que fuera multitudinaria. Y así lo fue.

La situación se ha tornado insoportable. Es el tercer año que para esta época las quemas intencionales de las islas del delta del Paraná vuelven irrespirable el aire de la ciudad. Escenario que por momentos ni siquiera es privativo de las viviendas más cercanas al río. Las proporciones de los incendios son de tal magnitud que forman enormes columnas de humo que riegan de cenizas todo Rosario y alrededores. Son miles de hectáreas del humedal incendiadas. Estamos respirando el ecocidio.

Impunes

A las 18:30 del día de ayer- media hora después de la hora de la convocatoria- ya había una nutrida cantidad de gente que ocupaba toda la vereda que hace las veces de popa del Monumento a la Bandera. Al mismo tiempo se podía divisar en la isla de enfrente una gruesa columna negra que cruzaba el cielo en dirección sureste. Por si todavía queda alguien que dude de la intencionalidad de las quemas, un enorme foco ardía justo enfrente del lugar elegido para la manifestación. Se creen impunes, porque son impunes.

Al día de hoy no hay un solo detenido, multado, siquiera incomodado por los estragos dolosos sobre el humedal. Tienen vía libre para hacer lo que quieran y lo saben. La nula acción por parte de los tres poderes del estado nacional y de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos les da la libertad para prendernos fuego en nuestra propia cara.

Pero claro, si la «Ley de humedales» perdió estado parlamentario tres veces; en la justicia de Entre Ríos apilan las denuncias como si fueran diarios viejos y el Ministerio de Ambiente, Juan Cabandié, se limita a largar algún tweet cuando la noticia llega a Buenos Aires. Lo último que tweeteó el ministro sintetiza toda esta red de inoperancia. Allí anunció que se iba a presentar nuevamente ante la Justicia de Entre Ríos para ampliar información que ya había llevado el mes pasado. Es decir, que iba a hacer algo que ya sabe no daría ningún resultado positivo, porque la justicia entrerriana ha demostrado nula vocación por detener el ecocidio del Delta. Es que, en realidad, el incombustible Cabandié ha exhibido un compromiso similar al de la justicia. Ya en algún momento había dado por resuelto el tema, cuando se morigeraron las quemas por motivos puramente estacionales. Pero, además, está intentando formular una ley de humedales que, según él, «sea razonable». Por eso, al proyecto consensuado con diversas organizaciones ambientalistas y científicas está cajoneado y sometido a proceso de «racionalización». Es decir, se busca flexibilizar el uso predatorio de los humedales y limitar los aspectos de la protección que pudiesen colisionar con los negocios. Mientras, acá estamos, bailando en el fogón de la razonable impunidad.

Salud y ambiente

La movilización de ayer no es la primera acción del pueblo rosarino. En 2020 hubo una serie de acciones importantes, como el histórico corte y cruce a pie del puente Rosario-Victoria, la realización de varias asambleas, cortes y acampes. La indignación popular crece, y con razón. Pareciera que el negocio de un puñado puede poner en jaque todo el humedal, con su flora y fauna y la salud de la población de varias ciudades a la vera del Paraná. Durante las quemas, la calidad del aire en Rosario ha estado 13 veces por encima de los niveles guía de la OMS. Ya varios estudios han alertado sobre las afecciones respiratorias y cardíacas que provocan y/o agravan la exposición al humo. Pero, además, se han producido varios accidentes viales íntimamente ligados con los incendios.

Lo que ocurre hoy muestra a las claras que los bienes comunes no pueden quedar en manos privadas, sometidos a la lógica de la acumulación. La supervivencia del humedal es clave para nuestra propia supervivencia, ya que albergan el 40% de la biodiversidad mundial. Son grandes filtros depuradores y reservorios de agua dulce, amortiguan los impactos de las lluvias y almacenan más carbono que ningún otro ecosistema. Su conservación resulta estratégica para hacer frente al cambio climático.

Aerosol

Lo llamativo es que, en medio de esta situación dramática, se produjo un importante revuelo -que llegó a los medios nacionales- por la aparición de varias pintadas en la ciudad con la leyenda: «Plomo y humo, el negocio de matar». Hay en argentina un espécimen de sub humano que puede tolerar el ecocidio, los femicidios, genocidios, y casi cualquier acto de barbarie cometida contra seres vivos, pero que entra en profunda cólera cuando las sagradas paredes blancas son mancilladas con un aerosol. Las pintadas del lunes tocaron las más íntimas fibras de esta gente. Desde la autoridad municipal sostuvieron que el mensaje venía de «grupos mafiosos de la política» que buscan afectar «el humor de los rosarinos y desestabilizar». Mientras, toda la justicia se ha largado a buscar a los «ocho impunes», criminales del aerosol.

No obstante, «el mensaje mafioso» pareció interpretar el sentir de muchxs. Las fotos de las pintadas poblaban las redes sociales. Ayer muchos carteles replicaban la consigna.

Elemental Watson

No hace falta ser ningún Sherlock Holmes para saber quiénes prenden fuego las islas. Si esas tierras tienen supuestos propietarios, que crían sus ganados, construyen caminos, terraplenes, casas, etc. Los fuegos, como alertan agrupaciones ecologistas, se repiten en los mismos campos, en la misma época. Incluso, los incendios se pueden seguir desde una página de la NASA que es de acceso público. Se imaginan si cualquier hijo de vecino quisiera prender un fuego en contra de la voluntad de esta gente… En menos de veinte minutos llega la policía, prefectura, las TOE y hasta las Fuerzas Armadas.

La situación es muy grave. Los pronósticos indican que la sequía y la bajante del Paraná seguirán este año. El daño que ya han provocado es irreparable, pero aún se puede agravar más. Prácticamente estamos el pueblo sólo luchando contra los empresarios ecocidas protegidos del estado. Por ello las acciones populares cobran un protagonismo imprescindible. La lucha sigue y debe profundizarse. La asamblea del día de ayer aprobó un corte del puente Rosario Victoria para el sábado 13/8. Será otra jornada para gritar: