Este lunes por la tarde se realizó un importante encuentro de organizaciones políticas, sindicales y movimientos sociales en Parque Lezama, con el objetivo de comenzar a discutir un plan de lucha contra la decisión del Gobierno de Alberto Fernández de legitimar la escandalosa deuda de 44 mil millones de dólares que contrajo el ex presidente Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La primera medida consensuada es una marcha a Plaza de Mayo el próximo martes 8 de febrero a las 18, convocada con el antecedente de la multitudinaria marcha por el no pago de la deuda con el FMI que se realizó el pasado 11 de diciembre.
Participaron de la asamblea integrantes de la Autoconvocatoria por la suspensión del pago e investigación de la deuda, la coordinadora Basta de Falsas Soluciones (BFS), las organizaciones políticas que componen el FIT-U (PTS, PO, MST, IS) y otras como el MAS, Convergencia Socialista, Democracia Obrera, PSTU, Opinión Socialista, PRML, PSA, AyL, Libres del Sur, Corriente Política de Izquierda, Democracia Socialista y Organización Revolucionaria Guevaristas. Los movimientos de trabajadores desocupados estuvieron representados por el Polo Obrero, MST Teresa Vive, MULCS, el Frente de Organizaciones en Lucha, Marabunta, Rebelión Popular y un sector de Barrios de Pie. Entre las representaciones gremiales se contaron la Cicop, Ademys, AGD UBA, Lista Gris de ATE, Fesprosa, integrantes de la Junta Interna del Hospital Italiano y del Garraham, municipales de Vicente López y de Berazategui, además de despedidos de Garbarino.
En el intercambio de opiniones y planteos de cerca de 50 oradorxs quedó claro el consenso existente no sólo en torno al repudio a la estrategia oficial de Alberto y del ministro de Economía Martín Guzmán que, lejos de ser una resolución para potenciar la recuperación económica del país como afirman los voceros del Gobierno y buena parte de las organizaciones políticas y gremios afines al mismo, constituye una nueva toma de deuda equivalente a la del macrismo, con una claudicación fenomenal a las imposiciones de los mercados internacionales, un borrón y cuenta nueva que beneficia a los ex funcionarios de Cambiemos que gestionaron y tomaron esa deuda tan millonaria como ilegítima (no es casual que desde JxC se hay festejado el acuerdo), una cesión absoluta de soberanía política y económica (las revisiones trimestrales del fondo con su liberación de pagos a cuentagotas constituyen un perverso mecanismo de control) y, sobre todo, un tremendo golpe para asalariadxs, cuentapropistas y trabajadorxs de la economía popular que después de cuatro años de macrismo y dos de ajuste oficial en el marco de la epidemia de coronavirus ahora deberían celebrar un programa de recorte del déficit que puede llegar a un punto del PBI (un ajuste de unos 600 mil millones de pesos), la reducción de subsidios a la energía que exige el Fondo que derivará en nuevos tarifazos e incluso más presiones devaluatorias por el reclamo de reducir la brecha entre el dólar oficial y el paralelo. Sin dudas, el ajuste venidero también recaerá con mayor dureza sobre las mujeres y la comunidad LGBT, ya que se intensificaran los trabajados de cuidados y de reproducción de hogar, típicamente feminizados. En el mismo sentido, la imperante discriminación laboral, pese a la sanción de la Ley de cupo laboral travesti trans, empujará a la marginalidad aún mas a las ideentidades disidentes que resisten la normalización del patriarcado capitalista. La deuda la pagan, a golpe de pobreza y exclusión, estos sectores.
El plan de ajuste en curso, presentado desde un “realismo político” canalla como la única alternativa posible, también tiene otras consecuencias algo más indirectas, como el refuerzo a las políticas extractivistas que viene impulsando el Gobierno (megaminería, plataformas petroleras en alta mar, masivas concesiones para la explotación de litio, etc.) como estrategia para obtener divisas que fortalezcan una economía brutalmente condicionada por el acuerdo de refinanciación de deuda. Endeudamiento perpetuo, pérdida de soberanía, pobreza creciente y destrucción ambiental son los componentes del acuerdo que se nos pide que celebremos. Un paquetazo en toda la norma, aunque Alberto y sus ministros afirmen que este nuevo Fondo Monetario bueno no planteó exigencias que limiten el crecimiento. Tan escandaloso es el programa firmado que hasta el diputado oficialista Máximo Kirchner informó este lunes su decisión de renunciar a su cargo como jefe de la bancada del Frente de Todos por no estar de acuerdo ni con la forma en que se negoció con el Fondo ni con los resultados. También el dirigente de Unidad Popular e integrante del directorio del Banco Central Claudio Lozano planteó duras críticas al respecto.
Voltear este acuerdo nefasto de sumisión a los mercados financieros es una tarea de primera necesidad para todxs los trabajadorxs, estudiantes, jubiladxs y multitud de otros sectores de la población que verán sus condiciones de vida golpeadas por el ajuste que profundizará el Gobierno en el próximo período para cumplir con las siempre brutales exigencias del Fondo.
La marcha de este martes es un primer encuentro para luchar contra el acuerdo, pero tenemos que hacer que la discusión y el repudio crezcan en cada uno de nuestros lugares de trabajo, estudio y militancia.
No al acuerdo con el FMI. Las estafas no se pagan.