Desde la asunción de Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el imperialismo y la derecha venezolana han intensificado las maniobras de desestabilización.
El 6 de diciembre son las elecciones legislativas. En esta coyuntura las fuerzas chavistas llegan en medio de una grave y prolongada crisis económica, que impacta seriamente en la vida de la población. Esta situación es una combinación de errores propios del gobierno bolivariano y una prolongada guerra económica llevada adelante por la burguesía venezolana.
Pero esta burguesía lacaya no podría subsistir sin el respaldo del imperialismo yanqui que durante el último año ha gastado más de 18 millones de dólares en financiamiento público para grupos antigubernamentales en Venezuela, a través de supuestas ONG como la NED y otras que son conocidas por ser pantallas de la CIA.
En los últimos días además de vuelos de aviones espías yanquis, también se conoció que la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA por su sigla en inglés) interceptó las comunicaciones internas, correos electrónicos, perfiles de empleados y otros datos de PDVSA y de algunos de sus altos funcionarios.
Paralelamente a este tipo de acciones la prensa proimperialista mundial ha intensificado los ataques contra Venezuela, en nuestro país sólo que ver la portada digital del diario La Nación encontramos noticias infamantes sobre la patria de Bolívar.
Como hiciera falta algo más para atacar a Venezuela el 23 de noviembre, el electo presidente de Argentina, Mauricio Macri, en su primera conferencia de prensa aseveró que buscará expulsar a Venezuela del Mercosur apelando a la cláusula democrática. Las razones del lacayo del imperialismo en la Casa Rosada son tan artificiosascomo ridículas. Pero como si eso no bastara, además exigió a Nicolás Maduro que libere al “preso político” Leopoldo López.
Cabe recordar que López trató de destituir a un presidente constitucional cuando todavía ni siquiera había pasado un año de las elecciones. Los llamados de López a cometer los desmanes en los que murieron 43 personas y dejaron más de 800 heridos fueron públicos y están absolutamente comprobados en grabaciones, tuits y mensajes de texto, más testimonios de algunos de los detenidos.
Ahora bien todos sabemos que el imperialismo y sus siervos derechistas, no necesitan razones comprobadas, a ellos les basta con tirar la idea y apelar a los medios de prensas masivos que siempre están servilmente a su disposición para demonizar a cualquier país o gobierno que se les oponga. Y al presidente electo, tan poco le importa la veracidad de las razones, él sólo pretende que nuestro país vuelva a ser el peón de Washington que fue durante el menemismo.
Pero la catarata de ataques a la revolución bolivariana no termina. Ante el asesinato del opositor venezolano Luis Manuel Díaz, del partido AD, en un acto de campaña, y que ya ha sido probado que fue un ajuste de cuentas entre bandas rivales de delincuentes; (Díaz pertenecía a la banda “Los plateados”); la canciller venezolana DelcyRodriguez declaró: “La República Bolivariana de Venezuela rechaza las declaraciones del vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos John Kirby, por injerencistas, insolentes y falsas”
Seguramente hasta el 6 de diciembre seguirán aumentando las provocaciones. Pero ante el hecho concreto de las elecciones legislativas el mayor desafío para las fuerzas de la Revolución es doblegar a la burguesía, no sólo venciendo electoralmente a quienes la representan, sino recuperando el control de la economía. Un vuelco a favor de las fuerzas bolivarianas, aún por escaso margen, facilitará medidas económicas posteriores, que necesariamente deberían ser políticas de shock revolucionarias, a favor del pueblo, tendientes a des-dolarizar la economía. Por ejemplo desligar el mercado interno del externo a través del control real (nacionalización) del comercio exterior o de la fijación de precios justos a través del control real de los costos de producción.
La patria de Bolivar y Chávez y de tantos héroes y heroínas bolivarianos está bajo fuego del imperio. Para los pueblos del mundo, para la clase trabajadora no es indiferente quién salga triunfante el 6 de diciembre, por ello todos y todas hacemos causa común y cerramos filas para enfrentar a la contrarrevolución y el imperialismo.
El 6 de diciembre son las elecciones legislativas. En esta coyuntura las fuerzas chavistas llegan en medio de una grave y prolongada crisis económica, que impacta seriamente en la vida de la población. Esta situación es una combinación de errores propios del gobierno bolivariano y una prolongada guerra económica llevada adelante por la burguesía venezolana.
Pero esta burguesía lacaya no podría subsistir sin el respaldo del imperialismo yanqui que durante el último año ha gastado más de 18 millones de dólares en financiamiento público para grupos antigubernamentales en Venezuela, a través de supuestas ONG como la NED y otras que son conocidas por ser pantallas de la CIA.
En los últimos días además de vuelos de aviones espías yanquis, también se conoció que la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA por su sigla en inglés) interceptó las comunicaciones internas, correos electrónicos, perfiles de empleados y otros datos de PDVSA y de algunos de sus altos funcionarios.
Paralelamente a este tipo de acciones la prensa proimperialista mundial ha intensificado los ataques contra Venezuela, en nuestro país sólo que ver la portada digital del diario La Nación encontramos noticias infamantes sobre la patria de Bolívar.
Como hiciera falta algo más para atacar a Venezuela el 23 de noviembre, el electo presidente de Argentina, Mauricio Macri, en su primera conferencia de prensa aseveró que buscará expulsar a Venezuela del Mercosur apelando a la cláusula democrática. Las razones del lacayo del imperialismo en la Casa Rosada son tan artificiosascomo ridículas. Pero como si eso no bastara, además exigió a Nicolás Maduro que libere al “preso político” Leopoldo López.
Cabe recordar que López trató de destituir a un presidente constitucional cuando todavía ni siquiera había pasado un año de las elecciones. Los llamados de López a cometer los desmanes en los que murieron 43 personas y dejaron más de 800 heridos fueron públicos y están absolutamente comprobados en grabaciones, tuits y mensajes de texto, más testimonios de algunos de los detenidos.
Ahora bien todos sabemos que el imperialismo y sus siervos derechistas, no necesitan razones comprobadas, a ellos les basta con tirar la idea y apelar a los medios de prensas masivos que siempre están servilmente a su disposición para demonizar a cualquier país o gobierno que se les oponga. Y al presidente electo, tan poco le importa la veracidad de las razones, él sólo pretende que nuestro país vuelva a ser el peón de Washington que fue durante el menemismo.
Pero la catarata de ataques a la revolución bolivariana no termina. Ante el asesinato del opositor venezolano Luis Manuel Díaz, del partido AD, en un acto de campaña, y que ya ha sido probado que fue un ajuste de cuentas entre bandas rivales de delincuentes; (Díaz pertenecía a la banda “Los plateados”); la canciller venezolana DelcyRodriguez declaró: “La República Bolivariana de Venezuela rechaza las declaraciones del vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos John Kirby, por injerencistas, insolentes y falsas”
Seguramente hasta el 6 de diciembre seguirán aumentando las provocaciones. Pero ante el hecho concreto de las elecciones legislativas el mayor desafío para las fuerzas de la Revolución es doblegar a la burguesía, no sólo venciendo electoralmente a quienes la representan, sino recuperando el control de la economía. Un vuelco a favor de las fuerzas bolivarianas, aún por escaso margen, facilitará medidas económicas posteriores, que necesariamente deberían ser políticas de shock revolucionarias, a favor del pueblo, tendientes a des-dolarizar la economía. Por ejemplo desligar el mercado interno del externo a través del control real (nacionalización) del comercio exterior o de la fijación de precios justos a través del control real de los costos de producción.
La patria de Bolivar y Chávez y de tantos héroes y heroínas bolivarianos está bajo fuego del imperio. Para los pueblos del mundo, para la clase trabajadora no es indiferente quién salga triunfante el 6 de diciembre, por ello todos y todas hacemos causa común y cerramos filas para enfrentar a la contrarrevolución y el imperialismo.