Te convocamos
Te convocamos a gestar colectivamente un nuevo movimiento político. Una herramienta surgida desde el seno de los movimientos sociales, de los trabajadores y el pueblo que construimos cotidianamente poder popular. Te invitamos a forjar juntos un Pueblo en Marcha.
Construir poder popular no es sólo realizar asambleas periódicamente y organizarse con criterios de democracia de base. El poder popular, además de sus aspectos organizativos, supone también una finalidad política y social: la ampliación de los márgenes de intervención, articulación y dirección política de las clases subalternas en el conjunto de la sociedad. Así como no hay poder popular sin participación directa del pueblo en mecanismos de democracia de base; tampoco hay desarrollo de poder popular que no contemple la construcción de hegemonía de las clases subalternas. Por eso necesitamos construir nuestra propia herramienta política.
Queremos construir una fuerza política que aporte a la construcción de un proyecto emancipador para nuestra ciudad y para la Argentina; un movimiento político anticapitalista, antiimperialista, democrático, feminista y ecosocialista. Entendemos que si queremos dejar de estar representados por otros, debemos dar el paso y hacerlo nosotrxs mismos. Creemos en otra política: en la que se construye día a día desde los lugares de trabajo, las escuelas, las barriadas, junto a los vecinos y avanzando en la organización popular. Quienes impulsamos esta nueva apuesta política en la Ciudad de Buenos Aires venimos de esa experiencia, de esa construcción que hoy necesita seguir disputando espacios para fortalecer un proyecto desde abajo.
Nos sentimos parte de los procesos más avanzados de América Latina: la Revolución Cubana, la lucha del pueblo venezolano y la revolución bolivariana; las transformaciones que encarnan los movimientos sociales en Bolivia. Nuestro faro son los pueblos de Nuestra América y sus más de 500 años de resistencia. Una resistencia que puede sintetizarse en muchos nombres, como Tupac Amaru, Juana Azurduy, Bolívar, Zapata, Sandino, Mariátegui, Che Guevara, Tosco y muchos otros y otras. Ese pueblo que protagonizó gestas heroicas de lucha con jalones como la Patagonia Rebelde, el 17 de Octubre, la resistencia a la fusiladora, el Cordobazo, la lucha de los 60 y los 70, la resistencia a la dictadura genocida. Ese pueblo que tiene que ser protagonista en su larga marcha hacia una sociedad nueva, democrática e igualitaria, libertaria, feminista y ecosocialista.
Nuestro ejemplo es también esa juventud que pone el cuerpo en la militancia y que busca, con sus prácticas cotidianas, sembrar las acciones de una nueva sociedad; como lo hicieron Darío Santillán, Maxi Kosteki y Mariano Ferreyra. Nos hermanamos también con aquella juventud rebelde que recorre el mundo y sigue de pie. Esa que se alza con los indignados de España, s, la juventud griega que se organizó contra el ajuste y los jóvenes en Brasil.
Nos sentimos hijos e hijas de aquella rebelión del 2001 que dijo basta a la entrega neoliberal de los 90. Si bien se han logrado desde entonces ciertos avances, producto de las nuevas relaciones de fuerza impuestas por la movilización popular, no se han derrumbado los pilares que consolidan la entrega y la exclusión: el agro negocio y la sobreexplotación de nuestros bienes comunes —con los consecuentes desastres ambientales asociados y la expulsión de poblaciones enteras—, la precarización y flexibilización laboral, la entrega de nuestro patrimonio, y la sumisión al capital financiero.
No nos resignamos a que la única posibilidad sea un desarrollismo con pinceladas de inclusión social, aspiramos a reordenar la sociedad bajo nuevas bases: ya no bajo la lógica del mercado que excluye y crea desigualdades, sino bajo la de la socialización de la economía y la participación activa de los sectores populares. Esa es nuestra tarea pendiente: poner en pie una alternativa desde abajo, que apunte a la construcción de un futuro de esperanza para nuestro pueblo.
UNA HERRAMIENTA POLÍTICO-ELECTORAL DESDE LOS MOVIMIENTOS POPULARES
Durante sus más de seis años al frente del gobierno porteño, el PRO ha profundizado una política que excluye a los sectores populares. Esto se ve en los graves problemas de la población—como el acceso a la vivienda y al transporte—, así como en la creciente desigualdad entre el sur y el norte de la Ciudad en materia de servicios públicos, infraestructura y financiamiento, o en el deterioro de la educación y la salud pública, siempre con la lógica y en beneficio del ámbito privado.
Para derrotar el proyecto de exclusión del PRO tenemos que ser muchos y muchas. Pueblo en Marcha busca aportar a la construcción de otro modelo de ciudad. Convocamos a todas y todos los vecinos y organizaciones sociales, culturales y políticas que trabajan día a día por una ciudad más parecida a la que soñamos a construir Pueblo en Marcha.
Para modificar de raíz el avance de estas lógicas privatistas y construir una ciudad distinta, es fundamental la articulación entre la disputa legislativa y la participación popular y ciudadana. Se trata de generar una fuerza distinta, de izquierda, desde las construcciones cotidianas, y popular, para cambiar todo lo que tenga que ser cambiado. Una herramienta que hunda sus raíces en las clases subalternas, que dé batalla y construya poder popular en el territorio; que contribuya a la formación de un nuevo movimiento obrero, antiburocrático y basado en una perspectiva anticapitalista; que defienda la unidad fraternal entre empleados permanentes y contratados, que luche contra la precarización laboral y aspire a la unidad de los trabajadores basada en la participación democrática de todos los sectores. Una herramienta que levante las banderas de género, de igualdad entre el hombre y la mujer, y la libre decisión de la mujer sobre su cuerpo; una fuerza política profundamente ecosocialista, que defienda el ambiente y el derecho del hombre a integrarse a él de manera armoniosa frente a los peligros de un capitalismo depredador y consumista que amenaza el futuro de las generaciones por venir
Una alternativa que vaya prefigurando una nueva izquierda: anticapitalista; antiimperialista latinoamericanista, antipatriarcal y popular. Impulsamos Pueblo en Marcha con la intención de aportar a la construcción de una sociedad basada en la solidaridad, la igualdad, la participación y movilización popular y la justicia social. Proponemos una democracia participativa y protagónica.
Una nueva alternativa política desde los sectores populares para la Ciudad es nuestro desafío.
CONSTRUIR Y ORGANIZAR UN PUEBLO EN MARCHA
Nuestra participación en cada barrio, comuna y región debe multiplicarse día a día para generar presencia en toda la ciudad. Creemos que las bases de Pueblo en Marcha deben ser los espacios de participación directa, donde podamos pensar y recrear nuestro barrio, nuestra Comuna, y nuestra Ciudad. Las soluciones para las problemáticas de los barrios no pueden venir más que de los propios vecinos y vecinas, de la construcción de alternativas y soluciones colectivas.
Entonces… ¿Cómo vamos organizando Pueblo en Marcha (PeM)?
En cada Territorio un Círculo
La estructura principal de PeM serán los Círculos de militantes; en cada territorio, barrio, comuna, lugar de laburo, un Círculo de compañeros y compañeras adherentes a Pueblo en Marcha. Los Círculos serán nuestro ámbito dentro del Partido y desde donde intervendremos en cada uno de los territorios: desde allí iremos “mapeando” nuestros barrios, viendo sus problemáticas principales y diseñando las soluciones que necesitamos, construyendo la alternativa junto a nuestros compañeros y compañeras, vecinos y vecinas.
Cada militante, un Multiplicador
Nuestra tarea principal es multiplicar nuestra fuerza, invitar a que cada vez más personas se sumen a construir PeM. No solo nos proponemos una disputa en la arena institucional, sino también la creación de una fuerza política desde el protagonismo popular.
Asambleas/Mesas/Foros de debate
Vamos construyendo y elaborando nuestra política colectivamente, formándonos entre todos y todas para ir generando esa Ciudad que queremos a través de foros, mesas de debate y asambleas; para ir impulsando las políticas que nos acercan a nuestro “buen vivir”: educación y salud pública y popular, trabajo y vivienda digna, transporte público y de calidad, espacios públicos inclusivos, cultura y comunicación popular, etc.
Asamblea de militantes/Afiliados
Es la instancia en la que podremos tener un “ida y vuelta” con todos los interesados y todas las afiliadas interesadas en participar. En la asamblea todos y todas podremos ir delineando la proyección de Pueblo en Marcha.
Finalmente, creemos que la tarea de crear una nueva herramienta política, impulsada desde los movimientos populares en la Ciudad, debe interpelar y contemplar a un amplio espectro de organizaciones sociales, grupos culturales, espacios de intelectuales que construyen día a día una alternativa de ciudad. Es por eso que realizaremos rondas de discusión abiertas, espacios de diálogo que darán lugar a esta interacción entre una gran cantidad de compañeras y compañeros que, ya son protagonistas en diversos espacios de participación Hojas 5 y 6:
PODRÍAMOS DECIR LO QUE HAY QUE HACER, PERO PREFERIMOS HACERLO
El fundamento estratégico de nuestra construcción no está en las elecciones, sino en la creación de una nueva institucionalidad en los barrios, sindicatos y ámbitos de estudio. Por eso creemos que la intervención en el plano electoral debe basarse en nuestras construcciones de poder popular. Es necesario usar la disputa electoral como instancia para impulsar, visibilizar y referenciar las construcciones cotidianas en las que el pueblo trabajador es protagonista de sus luchas, su vida y sus sueños; tensionando y cuestionando la lógica delegativa de la democracia capitalista. También entendemos que al ocupar espacios institucionales, desde una estrategia de poder popular, podemos dar batalla por la hegemonía a la que aspiramos. No se trata solo de una batalla cultural o territorial separada de las instituciones, sino también de una lucha de poder por la legislación, el presupuesto, el ordenamiento democrático, la planificación urbana, la vivienda y el transporte; demostrando que existen alternativas muy diferentes al modelo mercantil y excluyente que nos quieren imponer. Queremos que Pueblo en Marcha sea la herramienta de quienes ponemos nuestra dedicación militante en cada esfuerzo, cada gesto, cada día: los y las que vamos construyendo el mundo que queremos, aquí y ahora. Lo impulsamos, a su vez, desde la militancia de diversos movimientos que venimos construyendo hace años en la Ciudad. En los últimos diez años hemos trabajado sosteniendo algunos criterios político-estratégicos que se han plasmado en nuestras construcciones de base: democracia en la toma de decisiones, protagonismo del pueblo trabajador en sus luchas cotidianas, poder popular, prefiguración de la sociedad socialista a la que aspiramos —libre de toda explotación y opresión—.
Pueblo en Marcha es la síntesis de distintas experiencias populares, aspiramos a forjar un instrumento político profundamente democrático, que refleje esa diversidad de luchas y al mismo tiempo permita centralizar las energías militantes para avanzar en la lucha política emancipadora. También, lejos de cualquier autoproclamación o pedantería, buscamos de manera amplia y sin prejuicios, el diálogo con otras organizaciones populares para que la voz potente de los de abajo tenga una expresión política con vocación de poder.
Podemos mostrar coherencia con nuestros principios porque llevamos más de una década haciéndolos nuestros en la militancia real y concreta desde abajo. Los movimientos sociales no vamos a elecciones con un cálculo electoralista; vamos para profundizar, reafirmar, superar y ampliar todo lo que venimos haciendo. De aquí partimos y con este horizonte aportamos a la construcción de una propuesta político-electoral.
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