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El capital avanzó en la apropiación de ingresos durante la epidemia 2

Entrevistamos a nuestra compañera Rosario Escola, economista y feminista, para analizar las novedades económicas del país, en un contexto de aceleración inflacionaria, pérdida del poder adquisitivo de los salarios y avances en la renegociación del pago de la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional. Mientras la pandemia complica cada vez más la vida de millones de trabajadores, las grandes empresas multiplican sus ganancias y el capital se queda con porciones cada vez mayores de la torta económica nacional.

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-La inflación es un problema que tiene más de una década en nuestro país. Recientemente el gobierno se ha visto obligado a reabrir paritarias para detener la depreciación del salario real, ya golpeado por la actualización tardía e insuficiente de la mayoría de las negociaciones cerradas. ¿Cómo ves la situación actual en términos de la clase trabajadora en general? ¿Y la gran masa de trabajadorxs monotributistas que no gozan de este derecho?

-Sin duda alguna la situación de lxs trabajadorxs es más que preocupante. En los últimos cuatro años, acumulan una pérdida del salario real de casi el 20%. El último año en el que los salarios le ganaron a la inflación fue en el 2017 y sólo el 2,1%. En 2018 se generó la mayor caída (12,2%), en 2019 fue del 8,4% y 2020 del 2,3%. En este contexto, los distintos acuerdos paritarios de este año estuvieron en línea al 29% de inflación anual que el gobierno había estimado, teniendo en cuenta el objetivo del gobierno de que este año sí se alcance una pequeña recuperación de los salarios reales.

Con una inflación acumulada durante el primer semestre del 25,3%, los acuerdos paritarios quedaron claramente a la baja y, de cara a las elecciones de medio término, para el gobierno es clave volver a abrir las paritarias y garantizar cierta recuperación de los salarios reales. En el mismo sentido se decidió adelantar los aumentos previstos para el SMVyM.

Me parece que en este contexto hay que tener presente también que los niveles de desocupación se mantienen por encima de los dos dígitos, casi equiparando los niveles de los últimos meses del macrismo. Los últimos datos disponibles del INDEC (segundo semestre de 2020) registraban que el 42,2% de las personas de los aglomerados urbanos se encuentran debajo de la línea de la pobreza y 10,5% por debajo de la línea de indigencia. La cantidad de trabajadorxs cuentapropistas también está en ascenso, un comportamiento típico de momentos de crisis. Esto claramente limita el poder de presión que lxs trabajadorxs pueden llegar a ejercer.

Creo que para lo que resta del año o al menos hasta después de las elecciones es esperable al menos un empate con la inflación. La combinación del retraso de algunas medidas que acelerarían la inflación (aumento de tarifas y del tipo de cambio, por ejemplo) y la reapertura de las paritarias lo permitiría. Sin embargo, por un lado, no todos los sectores tienen el mismo comportamiento (por ejemplo, en el caso de estatales la caída del salario real que acumulan desde el macrismo es muy superior al promedio) entonces una recuperación del salario real en el agregado no significa que todxs lxs trabajadorxs se vean beneficiados. Por el otro, como mencioné previamente, la pérdida de poder de compra de los salarios de los últimos años fue muy fuerte, entonces la capacidad de resistencia de las presiones sobre la clase trabajadora es cada vez más limitada. Todavía la movilización social está en gran parte contenida por la pandemia, pero de no lograrse un freno a la caída del salario real y en la medida en que la situación sanitaria vaya mejorando es probable que la conflictividad y los reclamos laborales vuelvan a encontrarse en el centro de la escena.

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-Recientemente el INDEC publicó un cuadro donde se podía ver claramente como el componente asalariado de valor disminuyó en los precios, frente a una suba de la ganancia empresaria ¿Que impacto tiene esto en el marco de la crisis económica que teníamos, profundizada por la pandemia del coronavirus? ¿Cómo impacta en la “sostenibilidad de la vida” y las áreas no pagas de trabajos?

-En el informe trimestral de la Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra publicado por INDEC para el primer trimestre se observa que la participación de la remuneración al trabajo asalariado en el valor agregado pasó de 49,8% en el primer trimestre de 2020 a 46,1% en el primer trimestre de 2021. En cambio, el excedente de explotación bruto pasó del 35,5 al 40,2% en el mismo período (el 100% se completa el ingreso mixto bruto que se mantuvo prácticamente estable).

Este dato muestra cómo la profundización de la crisis debido a la pandemia permitió que el capital (como factor de producción) avance en la apropiación del ingreso en relación a los trabajadores asalariados. Es decir, que mientras las condiciones de vida de lxs trabajadorxs se ven afectadas negativamente el capital aumenta sus ganancias.

En conjunto, con la caída del salario real acumulada que mencionamos previamente, lo que da cuenta es del constante deterioro de la situación de lxs trabajadorxs en una tendencia que aún no muestra signos de reversión. En relación a los trabajos domésticos y de cuidado no remunerados, la cuenta de generación del ingreso no los tiene en cuenta. El año pasado la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género estimó que el Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDCNR) representaba un 15,9% del PBI, así que pensar en la retribución a estos trabajos es un ejercicio más que interesante. Me parece que podemos pensar esto desde dos aspectos. Por un lado, toda vez que lxs trabajadorxs tengan menor retribución (sabiendo además que las mujeres y personas lgbtq son afectadxs en mayor medida) aumenta el tiempo y esfuerzos que deben destinar a los trabajos no remunerados porque no pueden resolverlos en el mercado, o tienen que realizar distintas artimañas para poder “estirar” cada peso como ir a distintos comercios para aprovechar ofertas para dar un ejemplo.

Pero a nivel estructural y analizando desde la órbita de la sostenibilidad de la vida, lo que vemos es que frente a una crisis mundial profundizada por una pandemia, es decir, donde explicitamente estaba en juego la vida de miles de personas (en mayor o menor medida siempre lo está, solo que en la pandemia se hace más evidente) el resultado en el modo actual de organización económica en vez de que se mejoren las condiciones de vida de las mayorías, lo que sucede es que aumentan los beneficios de una minoría privilegiada.

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-Algunos indicadores económicos muestran mejoría, luego del parate de la actividad del año pasado ¿Es una tendencia que puede generar nuevo crecimiento o solo estamos viendo un rebote y vamos  a seguir aún con bajo uso de capacidad instalada y sin recuperación del trabajo y los salarios?

-El estado de crisis económica argentina ya estaba presente desde antes de la pandemia y esta lo profundizó. Para pensar en cómo va a evolucionar en el futuro hay que tener en cuenta algunos factores claves. En primer lugar, cómo evoluciona la pandemia. Por el momento pareciera que las vacunas son una herramienta efectiva que permitiría que en los próximos meses se vuelva a niveles previos de circulación y actividad. De ser así, es esperable una recuperación económica producto de que se reabran sectores. Por otra parte, hay que tener presente que durante la primera parte del año el gobierno decidió contener el gasto público al estar en medio de las negociaciones con el FMI, entonces la economía no contó con ese impulso que ahora de cara a las elecciones comienza a aumentar. En ese sentido, las imposiciones del FMI y el grado de adaptación que adopte el gobierno a las mismas también van a marcar el grado de recuperación. También el desempeño del precio de las commodities (que por el momento viene ayudando) y de las exportaciones en una economía como la argentina tiene un rol fundamental para que los intentos de recuperación no sean detenidos por la falta de dólares. Por último, pero más importante, la recuperación efectiva del poder de compra de los salarios y de puestos de trabajo que permita un mayor dinamismo del mercado interno es fundamental. Este es, sin duda, uno de los mayores desafíos, en tanto el capital busca también recuperar sus tasas de ganancia.