Entrevista  a Andreu Coll , dirigente de Izquierda Anticapitalista del Estado español, realizada en agosto de este año. Con este reportaje iniciamos la publicación de un ciclo de conversaciones con referentes de la izquierda radical europea. 

Por Martín Mosquera

¿Podrías contarnos la historia de Izquierda Anticapitalista? 

Izquierda Anticapitalista es la organización que resulta de la refundación en 2008 de Espacio Alternativo, una red de colectivos formada en 1997 en el seno de Izquierda Unida y que agrupaba a un núcleo de la antigua Liga Comunista Revolucionaria (que se integró en IU tras el intento fracasado de fusión con el Movimiento Comunista, una organización postmaoísta que, como se supo más tarde, también se estaba desembarazando del marxismo y hasta de la lucha de clases), un colectivo denominado ecosocialista y una organización vasca que, en el seno de Ezker Batua (IU en Euskadi), defendía posiciones soberanistas a contracorriente. Espacio Alternativo se concebía a la vez como corriente de IU y como red de colectivos confederados con una práctica independiente en los movimientos sociales. Sus grandes ejes discursivos eran los siguientes:

-fomentar el trabajo conjunto entre la izquierda social y la izquierda política (representada por IU, pero no sólo).

-generar una cultura de mestizaje entre las tradiciones rojas y las verdes y violetas, esto es, introducir discursos y prácticas ecofeministas en la izquierda comunista tradicional.

-defender una solución pacífica y negociada al conflicto vasco (recordemos que eran tiempos de mucha y muy indiscriminada actividad violenta de ETA), que planteara los límites democráticos del régimen español y que defendiera la libre autodeterminación de las naciones, incluido el derecho a la independencia, como paso previo a una deseable confederación o federación de pueblos libres.

Creo que es muy importante reconocer el acierto de los militantes de la antigua LCR que, ante el fracaso de la unificación con el MC, decidieron integrarse en IU, sobre todo los camaradas de Madrid y País Valencià (donde perdimos muchos menos efectivos que en otras zonas con la crisis de 1991-1993). Aquí Jaime Pastor y Manolo Garí tuvieron una influencia decisiva en una decisión que, a mi juicio, fue vital para asegurar entonces la continuidad de nuestra corriente política en el Estado español. En los lugares donde no se tomó esa iniciativa la desmoralización y la dispersión cundió más rápido, algo que todavía explica en parte la debilidad de nuestra implantación y nuestra escasez de cuadros políticos y sindicales en muchos territorios.

Así pues, a finales de los 90 y principios de los 2000 en Espacio Alternativo pesaba el fracaso de la unificación LCR-MC y se acusaba la falta de relevo generacional, puesto que los sectores más activos seguían siendo los militantes del antifranquismo y la transición. Sin embargo, esto iría cambiando con la incorporación de militantes procedentes del movimiento estudiantil, en particular Miguel Urbán y Raúl Camargo en Madrid y Josep Maria Antentas y yo mismo en Barcelona. La incorporación de estos sectores permitirá un incipiente desarrollo en algunas universidades y el planteamiento de la necesidad de reforzar el eje de diferenciación izquierda-derecha en los debates en IU como algo fundamental y el desplazamiento de nuestro centro de gravedad militante hacia fuera de la coalición. Este giro se reforzará con la eclosión del movimiento altermundialista a partir de 1999.

En este contexto de irrupción de una nueva generación militante algunos planteamos que la radicalización política pasaba predominantemente por fuera de IU y que era importante que EA priorizara su autoconstrucción en el movimiento antiglobalización y mediante campañas propias.

La organización en 2000, por iniciativa de Miguel Urbán, de la primera delegación española consistente a los Campamentos Internacionales de Jóvenes Revolucionarios desde la desaparición de la LCR daría un impulso a esta nueva orientación en gestación y pondría las bases del relevo generacional en la dirección de EA. Otro paso adelante en la consolidación de la organización sería la incorporación al año siguiente en Andalucía de un núcleo de militantes en ruptura con las Juventudes Comunistas animado por Jesús Rodríguez.

Desde entonces, nuestros militantes han tenido un papel importante en el impulso y la estructuración del movimiento estudiantil en todo el Estado español y un protagonismo destacado en las iniciativas del movimiento altermundialista (desde la Contracumbre de Niza en 2000 hasta la movilización de Génova en 2002, pasando por los sucesivos foros sociales mundiales y europeos), fuimos impulsores de todas las iniciativas unitarias por una salida pacífica y negociada al conflicto vasco y contra los atropellos contra los derechos civiles en Euskadi y, a pesar de una implantación obrera débil, también hemos dirigido una lucha emblemática de trabajadores precarios de un MacDonalds de Granada, que ha vivido conflictos recurrentes y casi siempre victoriosos en los últimos años. También es destacable nuestra implicación en la defensa de los derechos de los sin papeles, la solidaridad con los procesos bolivarianos y con Palestina (con un rol decisivo en la campaña BDS) y la implicación de nuestras militantes en el relevo generacional del movimiento feminista. También es muy destacable nuestra intervención en la lucha contra la privatización del agua y en el seno de Ecologistas en Acción, así como el trabajo de recuperación de la memoria de la República, la revolución y del comunismo crítico del POUM (en la Fundación Andreu Nin) y la denuncia de la impunidad del franquismo y la lucha por el reconocimiento y la reparación de sus víctimas (fundamentalmente en la asociación de ex presos políticos La Comuna). También hay que destacar que, ya en el contexto de la crisis, nos hemos implicado fuertemente en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, así como en las agrupaciones de afectados por las estafas de la banca (el escándalo de las llamadas “preferentes”). También es muy destacable la batalla de nuestros sindicalistas en la lucha contra la privatización de la sanidad y la educación y el impulso de las mareas ciudadanas posteriores al 15M, así como nuestra implicación en la campaña por una Auditoría Ciudadana de la Deuda y los análisis que ha aportado el Grupo de Economía de IA. En este sentido, es obvio que, si bien somos una corriente muy minoritaria de la izquierda, hemos estado siempre volcadas en todo lo que se movía a nivel social.

En el terreno político-cultural, la continuidad de la revista Viento Sur, que desde el fracaso de la unificación con el MC quedó en manos del sector procedente de la LCR, ha sido también un punto de apoyo importantísimo para la reconstrucción de nuestra corriente, que siempre ha contado con un altavoz de indiscutible prestigio en el debate de ideas gracias al esfuerzo titánico de nuestro camarada Miguel Romero, el querido y enormemente respetado “Moro”, de Martí Caussa y de tantas otras militantes imprescindibles…

Por otro lado, es importante destacar también que, a finales de los 90 y principios de los 2000, empezamos a desarrollar una incipiente centralización política de nuestras tareas, así como iniciativas de aparición mucho más audaces: campañas propias (contra la Constitución Europea, aniversario del asesinato del Che y de Mayo del 68, por el derecho al aborto, contra el cambio climático, etc…), jornadas públicas de debate en varias capitales, la organización de los Campamentos de Jóvenes de la IV internacional en nuestro territorio (Ruesta en 2004 y Besalú tanto en 2008 como en 2012), etc…

El proceso de maduración del relevo generacional en nuestra organización también estuvo muy ligado a la formación política que nos proporcionó la participación anual en los Campamentos de jóvenes y en las actividades del Instituto Internacional de Investigación y Formación que anima la IV Internacional en Amsterdam. En este periodo, el núcleo militante que empezaba a impulsar la organización y a asumir responsabilidades en su seno pasaba de un anticapitalismo más o menos instintivo y activista a asimilar un marxismo revolucionario rico, actualizado y modernizado gracias a aportaciones de personalidades tan importantes como Daniel Bensaïd, Michael Löwy, Pierre Rousset, Livio Maitan, Peter Drucker, Alain Krivine, Catherine Samary, Daniel Tanuro, Lidia Cirillo, Miguel Romero, Éric Toussaint, François Sabado, Laurent Cremieux, Olivier Besancenot, Gilbert Achcar y un largo etcétera.

También fueron importantes en nuestra maduración política iniciativas como los Encuentros de formación temáticos (sobre la teoría leninista de la organización y la teoría marxista del valor en Patones, Madrid, en 2005; La Revolución española en Llinars del Vallès, Barcelona, en 2006; La Revolución de Octubre, en Moclín, Granada, en 2008; Marxismo y feminismo en Sigüenza en 2010; Estrategia revolucionaria, en Madrid en 2012), y publicaciones como los Crítica & Alternativa y los Textos de Combate.

Sin embargo, lo que tuvo una trascendencia enorme en la consolidación política de la organización fue la triple decisión adoptada entre 2008-2009: abandono de IU, cambio de nombre y concurrencia a las elecciones europeas. Me atrevo a afirmar que han conducido a una transformación cualitativa de nuestra organización, a un salto sin precedentes en la implantación y a una maduración política acelerada de nuestros debates. El cambio de nombre se justificaba al convertirnos en una organización independiente, con un perfil programático más definido y un nivel de organización y de centralización política muy superior al de la etapa anterior. El concurrir a las elecciones era un cambio de mentalidad y de actitud: había que construir la organización con la máxima ambición, trabajar los centenares de contactos que llegaban, dirigirnos al gran público y no sólo a la “reserva india” de los movimientos sociales, hacer un discurso político elaborado y comprensible, basado en contenidos en positivo y no en rechazos genéricos y confusos.

Creo que el debate sobre la concurrencia a las elecciones, si bien era un debate táctico, encerraba una batería de implicaciones estratégicas. En ese momento, creo que el papel de la dirección actual de IA fue vital para orientar a la organización, para hacer una experiencia conjunta y extraer colectivamente las conclusiones. En fin, creo que la campaña de las europeas de 2009 fue una experiencia que consolidó al conjunto de la organización y que posibilitó todo lo que vino después. No quiero ni pensar en la situación en la que estaríamos si no hubiéramos batallado hasta el final en pos de esta orientación y si no hubiésemos aprovechado la ventana de oportunidad que se abrió entonces. Hay que destacar, por cierto, que la mayoría de los y las compas que estuvieron en contra entonces han reconocido, en base a su propia experiencia, el acierto de la orientación con honestidad y modestia.

Creo que, a pesar de la dureza de la situación política y social desde entonces y al impacto de la crisis en nuestra base social y nuestras propias filas, Izquierda Anticapitalista ha vivido una etapa muy dulce de implantación, extensión y consolidación desde 2009 que nos ha situado como la única corriente a la izquierda de IU con presencia prácticamente en el conjunto del Estado español y como principal referencia política anticapitalista y revolucionaria. Creo que en poco más de cinco años habremos pasado de poco más de un centenar de militantes a rozar el millar.

En fin, otra iniciativa que ha contribuido poderosamente a otorgarnos una influencia importante en el debate de la izquierda social y política han sido las cuatro ediciones de la Universidad de Verano que hemos celebrado hasta la fecha, inspirada en la de nuestros camaradas franceses de la LCR primero y del NPA después. Hay que destacar que la última, concluida el pasado 25 de agosto, ha constituido en este sentido un verdadero salto cualitativo en términos de asistencia y seguimiento por las redes sociales.

No quiero que esto parezca un relato triunfalista, ya que ha habido momentos muy difíciles, con debates muy fuertes y hasta con rupturas. Sin embargo, creo que hay que destacar que hemos hecho todo lo posible por respetar las opiniones diversas con la línea mayoritaria, hemos hecho un esfuerzo por mantener un pluralismo en todos los órganos de dirección sin excluir a nadie y siempre hemos preferido hacer debates lo más concretos posible y solo en coyunturas que permitieran generar orientaciones claras y mayoritarias. Esto no ha evitado rupturas, como cuando imprimimos un giro a la izquierda en el seno de IU (partida de los “ecosocialistas”), cuando no aprobamos la entrada de Ezker Batua en un gobierno vasco hegemonizado por el PNV (partida de Batzen, hoy mayoritariamente integrados en Amaiur bajo la marca Alternatiba) o cuando decidimos abandonar IU (Diosdado Toledano y Manolo Colomer y sus seguidores en Catalunya y País Valencià, respectivamente). Si bien siempre es negativo para todo el mundo perder a gente, hasta el momento ha sido en base a un debate abierto, concreto e inaplazable para mantener la coherencia política de nuestro proyecto. Es más, afortunadamente, estas rupturas se han revelado con el tiempo como “crisis de crecimiento” que han redundado en posteriores avances de nuestra implantación y en un crecimiento de nuestra cohesión estratégica, aun preservando un considerable pluralismo de sensibilidades.

Creo que, en este sentido, no hemos cometido ningún error destacable y creo muy importante no haber caído en debates abstractos y, mucho menos, ideológicos. En este sentido, a diferencia de las corrientes fraccionales de la extrema izquierda, nuestros puntos de referencia política y de construcción no son ideológicos, sino que intentan basarse en una comprensión común del periodo y de las tareas generales que se desprenden de él. En este sentido, la referencia marxista-revolucionaria y los aportes de la IV Internacional no son un elemento de diferenciación ideológica o un argumento de autoridad para excomulgar a otros, sino un método de análisis que nos ayuda descifrar por nosotras mismas las claves de la situación política en la que luchamos.

¿Cuál es la actual situación económica y social de la crisis en el Estado español?

La situación económica es desesperada, puesto que se ha hundido todo el modelo de acumulación que se había impuesto en los últimos veinte años. La construcción y la especulación inmobiliaria así como las inversiones faraónicas en infraestructuras públicas, que habían sido la locomotora de un “milagro español” que parecía inmune a las recesiones anteriores, se desplomaron con la crisis mundial dejando una situación social dramática (más de seis millones de desempleados, más de medio millón de familias desahuciadas de sus viviendas, una tasa de suicidios escalofriante, etc…). Si a ello le unimos las políticas de “austericidio” impuestas por la Troika y gustosamente aplicadas por el partido que tan bien representa los intereses de la oligarquía española (el corrupto y reaccionario PP), entenderemos que millares de jóvenes licenciados españoles abandonen el país cada mes para buscar oportunidades en el extranjero. Es más, la derecha está aprovechando la crisis para precarizar brutalmente el mundo del trabajo (sobre todo al más sindicalizado), reducir drásticamente los salarios de todo el mundo, empobrecer a todo el país con la única excepción del gran capital y las grandes fortunas y recortar drásticamente los servicios públicos y las prestaciones sociales (educación, sanidad, subsidio de desempleo, pensiones, etc…). Se ha desencadenado una verdadera guerra de clases que está debilitando socialmente a los trabajadores y sus organizaciones, pero que está conduciendo a resistencias sociales muy potentes y a una creciente impugnación del régimen heredado de la transición postfranquista. Es más, las políticas de austeridad no han hecho más que agravar la crisis y auguran un crecimiento mayor de la deuda y situaciones de colapso que podrían conducir a una situación de default en el futuro inmediato.

¿Cuál es el balance del 15-M? ¿Cómo ha evolucionado el desarrollo de la izquierda en el movimiento social y la escena política?

A mi juicio el movimiento del 15M es el acontecimiento político más importante desde la transición. Es la primera rebelión espontánea de la juventud y las clases populares y el primer movimiento de masas que se ha gestado en lo más profundo de los sectores más oprimidos y explotados de la sociedad sin ningún papel relevante de grandes aparatos políticos y sindicales. Es un verdadero acontecimiento en mayúsculas, como el mayo-junio del 68 en Francia, una irrupción de las masas en la arena política, un despertar, una toma de conciencia, una toma de la palabra… Es más, a diferencia del movimiento altermundialista, más estrecho socialmente y muy influido por el ideario autonomista de “cambiar el mundo sin tomar el poder”, la explosión del 15M es impensable sin el impacto de las revoluciones árabes y de sus nuevos repertorios de acción (twitter para autoorganizar movilizaciones ilegales, blogueros creadores de opinión, diseñadores espontáneos de millares de carteles y consignas en Internet, ocupación de plazas, etc…). Se inicia como un hartazgo con el derrotismo y las traiciones de las direcciones sindicales (que habían desaprovechado una potente huelga general pactando con el gobierno Zapatero el alargamiento de la edad de jubilación) y con las medidas de austeridad impuestas por Bruselas al grito de “no somos mercancías en manos de políticos y banqueros”. Rápidamente las asambleas se politizan hasta generalizar un discurso anticapitalista transversal e impugnar todo el régimen del bipartidismo, la monarquía, etc… al grito de “Aquí empieza la revolución”. Me atrevo a decir que tuvo todos los ingredientes del mayo del 68 salvo, por desgracia, el determinante: la huelga general política. Sin embargo, fue una enorme catarsis social y generacional tras el cual ya nada ha sido como antes, ya que ha actuado como estímulo de centenares de iniciativas sociales, de asambleas populares en miles de barrios y localidades y ha generado una sinergia con movimientos sindicales, vecinales y hasta políticos preexistentes.

Aquí quiero reivindicar el papel de los y las militantes de Izquierda Anticapitalista, quienes participaron desde el primer día en el movimiento (incluso como vanguardia del mismo, en el caso de nuestras compañeras de Juventud Sin Futuro en Madrid, epicentro del levantamiento) sin prejuicios, con voluntad de debate y confluencia, enseñando y aprendiendo a la vez, dejándose interrogar por los debates pero aportando también nuestra propia visión. Desgraciadamente, el grueso de las corrientes políticas organizadas (desde las izquierdas independentistas catalana o vasca hasta determinadas expresiones de la extrema izquierda) condenaron el movimiento por pequeño burgués o hasta “español” en el caso de los independentistas. Por otro lado, IU como tal apenas se implicó en el movimiento y tuvo una actitud casi tan conservadora como los grandes aparatos sindicales (Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores), quienes se sentían aludidos por la denuncia general del régimen proveniente del movimiento. En fin, para profundizar en el fenómeno del 15M me remito al interesante libro de Josep Maria Antentas y Esther Vivas, Planeta indignado, Ed. Sequitur, 2012.

¿Cuales son las posibilidades y los medios para construir una alternativa política anticapitalista en la actual situación? ¿Qué lugar ocuparía allí Izquierda Unida (dirigida por el PC)?

Desgraciadamente, por parafrasear a Sartre en referencia al PCF, con IU no se puede construir una alternativa anticapitalista de masas, pero tampoco se puede construir sin ella o, mejor dicho, sin una parte de ella. Sin embargo, lo que me parece determinante en esta situación es incorporar a la lucha política a una fracción significativa de la nueva generación militante nacida en el 15M. Desgraciadamente, no somos capaces de hacerlo exclusivamente por nuestros propios medios y, por ello, estamos tomando iniciativas unitarias para plantear el debate sobre la alternativa anticapitalista en base a un frente contra las políticas de austeridad. En este sentido, en Catalunya por ejemplo, hemos contribuido a lanzar una iniciativa denominada “Procés Constituent” encabezada por dos personalidades enormemente populares (Teresa Forcades y Arcadi Oliveres), que pretende impulsar una convergencia sociopolítica entre el mundo del 15M y el movimiento soberanista catalán y un frente electoral que agrupe desde la izquierda antiliberal hasta la izquierda independentista con clara voluntad mayoritaria de reventar el sistema político y forzar un proceso constituyente. Esto ha sido más fácil al tener una realidad electoral más plural a la izquierda del social-liberalismo y gracias a la irrupción de la CUP (Candidaturas d’Unitat Popular) en el Parlament de Catalunya en las últimas elecciones. Sin embargo, en el panorama estatal la situación es mucho más compleja. En primer lugar porque no ha cristalizado ninguna corriente política comparable a la CUP catalana y que exprese electoralmente, aunque sea deformadamente, parte de la radicalización del 15M, en segundo lugar porque IU, aun teniendo una política muy moderada y estar participando en gobiernos regionales hegemonizados por un PSOE que practican “recortes con rostro humano”, se está beneficiando, a pesar de su enorme pasividad, del desgaste conjunto del PP y del PSOE, los dos grandes partidos del régimen. En este sentido, las buenas expectativas electorales de IU refuerzan su pasividad y conservadurismo, algo que silencia a los sectores partidarios de un cambio hacia la izquierda de su política de alianzas. A pesar de estas enormes dificultades, Izquierda Anticapitalista ha lanzado, junto a sectores provenientes del 15M, de candidaturas locales, de Ecologistas en Acción, de la PAH (plataforma de afectados por la hipoteca), sectores críticos de IU, etc… un espacio de debate denominado Alternativas desde Abajo (AdA) para explorar las posibilidades de una convergencia anticapitalista con audiencia de masas. En este sentido, IA va a celebrar en octubre una conferencia confederal para definir su política de alianzas y su táctica electoral en el próximo periodo.

Existe en el movimiento social del Estado español un fuerte rechazo a toda organización política, en base a un difuso espíritu libertario y anti-político, en un sentido similar a lo que sucedió en Argentina luego de las movilizaciones de masas de 2001. ¿Cómo crees que se puede empezar a construir una representación política de los movimientos sociales sobre esa base?

Efectivamente, si bien es cierto que en el 15M ha habido un resurgir de prácticas libertarias y hasta anarquistas, no es menos cierto que en la etapa actual hay una creciente consciencia de los límites de los movimientos sociales para imponer por sí solos un cambio político y económico. Experiencias como la griega indican que la lucha en la calle y varias oleadas de huelgas generales no han sido suficientes para doblegar a la Troika y sus aliados. El peligro ahora es que quienes han sido más movimentistas hasta la fecha no den un giro de 180º hacia la búsqueda de atajos electoralistas. En mi opinión es muy importante que los revolucionarios defendamos la necesidad de un equilibrio entre lucha social y lucha político-electoral para bloquear las políticas actuales y conseguir un cambio en profundidad en la correlación de fuerzas entre clases. En mi opinión, en el sur de Europa estamos asistiendo a una verdadera latinoamericanización de la política y no es descabellado imaginar situaciones prerrevolucionarias como las de Argentina en 2001 o gobiernos populares como los de Venezuela, Ecuador o Bolivia. En este sentido, creo que es un error pensar la construcción de la izquierda anticapitalista como un proceso lineal de acumulación de fuerzas en base a campañas propagandísticas o, peor aún, como una convergencia tacticista de corrientes más o menos sectarias de la extrema izquierda sin confianza mutua ni un verdadero proyecto compartido. Al contrario, creo que los revolucionarios debemos acompañar los procesos de politización de la vanguardia amplia que ha eclosionado en el 15M y las experiencias político-electorales que adopte, siempre manteniendo nuestra independencia orgánica y nuestra libertad de crítica como IA.

Por otro lado, creo que en el 15M se dio una maduración política importante en lo referente al problema de la representación política, no ya para articular una alternativa político-partidaria, sino incluso desde el punto de vista de la autoconstrucción de una dirección política del movimiento. Aquí de nuevo se vio que, a veces, una buena experiencia resuelve más problemas que montañas de propaganda: ¿cómo era posible coordinar el movimiento de las plazas? ¿Cómo podía representarse la pluralidad de posiciones presentes en las asambleas? ¿Acaso no era menos democrático seguir lo que decidiera la asamblea de Sol en Madrid o la de Catalunya en Barcelona que elegir representantes de cada ciudad en una asamblea de asambleas? ¿Era posible construir una instancia estatal de representantes o había que generar instancias de dirección en las nacionalidades como Catalunya, Euskadi, Galicia, que tuvieran una relación bilateral con las generadas a nivel español? Creo que ninguno de los problemas se solventaron, pero al menos mucha gente se los planteó de un modo consciente por primera vez desde la Transición. En este sentido es importante defender que es imposible dirigir un movimiento de masas y plural exclusivamente mediante la democracia directa, sino que es importante generar modalidades nuevas de representación política y un mínimo de formalidad para evitar la parálisis y/o la recuperación del movimiento por aparatos reformistas. En este sentido, hay que recordar que los soviets de la Revolución Rusa no eran una expresión de democracia directa, sino un modo nuevo de representación de obreros, campesinos y soldados mucho más participativo, controlable y acorde con el estado de ánimo de las masas que la democracia burguesa. En este sentido, nos hemos apoyado en el texto de vuestro compatriota y amigo Claudio Katz “La democracia socialista del siglo XXI” para discutir con los sectores más libertarios y antipartido del movimiento.

¿Qué significa para uds. hoy día la IV Internacional (Secretariado Unificado)? ¿Qué lugar y tareas puede ocupar en el proceso de recomposición internacional de la izquierda anticapitalista?

Para nosotros la IV Internacional representa la única organización revolucionaria internacional realmente existente, una organización con más de setenta años de historia y presencia en unos sesenta países que ha sido capaz de sobrevivir a los avatares del siglo XX manteniendo una capacidad de orientarse en una historia mucho más sinuosa de lo esperado. Es ciertamente una organización superviviente que arrastra todas las cicatrices de las derrotas, los fracasos y las desilusiones de la izquierda revolucionaria en su conjunto y de los avatares del movimiento obrero mundial. Dicho esto, es fundamental entender que es una verdadera organización internacional que no está sometida a la dirección de ninguna organización nacional madre ni a lideraje carismático alguno. Tenemos la gran fortuna de haber conservado, a pesar de las crisis y los reveses, un equipo de dirigentes de países, generaciones y géneros distintos y de haber evitado las dinámicas personalistas que tanto daño han hecho a las corrientes trotskistas que, lamentablemente, se han ido desgajando de la Internacional con el paso de las décadas.

Otro factor fundamental de atracción de la IV Internacional es su apertura a nuevos movimientos sociales y políticos, siguiendo la máxima que tanto repetía Daniel Bensaïd y que por desgracia no es tan frecuente en el trotskismo vulgar y sectario: «antes de juzgar, intentar comprender ». Un botón de muestra de ello es nuestro papel central en el movimiento altermundialista y la iniciativa de las conferencias de partidos anticapitalistas en el marco de los foros sociales mundiales.

Por otro lado, creo que la formación política es otro punto fuerte de nuestra corriente. Actividades que he mendionado antes, como los campamentos de jóvenes o el IIRE, tanto en su sede de Amsterdam como en la recientemente inaugurada en Manila (Filipinas), son centrales para construirnos y para entablar debates con compañeros y organizaciones procedentes de tradiciones distintas.

Creo que todavía no se han dado acontecimientos políticos fundadores que justifiquen una transcrecimiento de la IV Internacional en un movimiento más amplio, sin embargo nuestra implicación regional y nacional en el acercamiento de corrientes anticapitalistas de origenes ideológicos diversos es indiscutible. También hay que destacar que la debilidad militante de nuestra corriente es una consecuencia de la debilidad general de la izquierda y el movimiento obrero en general y de la extrema izquierda revolucionaria en particular. A pesar de todo, y siendo perfectamente conscientes de estar muy lejos de la organización de combate que necesita la izquierda anticapitalista mundial, hay que destacar el crecimiento significativo de nuestra corriente en zonas como Asia (Filipinas, Pakistán, Bangladesh, etc…), Rusia, y, muy recientemente, en lugares como Reino Unido y el propio Estado español. También son muy estimulantes e ilusionantes las relaciones entabladas con ustedes y con los camaradas chilenos de Libres del Sur en los últimos tiempos.