El presente texto está escrito por jóvenes militantes del movimiento estudiantil secundario. La Organización Estudiantil Secundaria (OES), a la que pertenecen los autores, es una de las principales agrupaciones de este movimiento social que ha sido uno de los más dinámico de los últimos años. Las siguiente reflexiones, elaboradas al calor de una experiencia militante, son una buena expresión de la nueva generación política que está surgiendo en nuestro país.
Por la OES
Nuestra experiencia en la militancia en defensa de la educación pública, y más específicamente, dentro del ámbito estudiantil, comienza hace poco tiempo y no es más que un cúmulo de aprendizajes que nos fuimos dando en la práctica. Intentaremos resumirlos para dar una de las tantas perspectivas posibles en cuanto a este complejo espacio de luchas. Así como creemos que la concepción con la cual concebimos el trabajo en el movimiento estudiantil es, por decirlo así, “la necesaria”, entendemos también que no somos poseedores de la verdad absoluta, y no pretendemos dar recetas sino un enfoque sobre nuestra forma de ver este aspecto de la lucha. Para ordenar nuestra perspectiva, nos basaremos en 3 ejes: la militancia a través del Centro de Estudiantes, de una instancia de coordinación, y de una organización política.
Estos 3 aspectos están atravesados por una concepción que creemos fundamental: a la hora de plantearse como militante por un cambio social, debemos movernos en todo momento con, precisamente, una ética militante. En nuestro accionar de cada día debemos buscar eliminar los vicios que nos impregna la sociedad en la que vivimos, erradicar el individualismo, la mezquindad y la indiferencia. La única forma en la cual concebimos la militancia, es “dando el ejemplo” en cuanto a coherencia y entrega.
El Centro de Estudiantes
Nuestra militancia comienza desde los centros de estudiantes, el primer lugar donde se vuelve necesario hacer un trabajo de base, a conciencia, con entrega, seriedad y dedicación. Allí nos cruzamos con nuestros compañeros de escuela, y debemos entender al grueso de la población de cada colegio como “las masas” (dentro del mundo relativamente pequeño de la militancia estudiantil) a las cuales, uno debe, como militante, “rendir cuentas”. Es decir, tenemos la responsabilidad de trabajar de manera inclusiva a la hora de tomar posicionamientos y definiciones. Al fin y al cabo, son las bases las que tomarán las escuelas, no el activismo o la militancia, y en todo momento debemos procurar su máxima participación. El objetivo debe ser que los estudiantes “se apropien” del Centro, y no que se vea como una reunión de “adelantados” a la que ocasionalmente concurren y aportan.
En cuanto al aspecto gremial organizativo, consideramos que la estructura horizontal es, en general, la más fértil para un Centro de Estudiantes, sin embargo debemos entender que cada colegio tiene sus propias características, a las cuales hay que acomodarse. Si esa situación equis exige una estructura vertical, es bueno que así se organice. También vemos necesario el debate no sólo en las asambleas, dónde participa el activismo, sino también en las aulas, ya que la expansión de la discusión es uno de nuestros objetivos.
Desde el punto de vista político, buscamos profundizar el debate, a partir de la discusión de hechos concretos, cotidianos y cercanos a las bases para, luego relacionar las problemáticas educativas con las problemáticas sociales y políticas y así, respetando los tiempos del estudiantado de la escuela, avanzar hacia la politización y la radicalización de los compañeros y compañeras.
Instancia de Coordinación
La coordinación entre Centros de Estudiantes es sumamente necesaria para poder realizar la lucha en conjunto. Es fundamental que la coordinadora actúe basándose en ejes democráticos y representativos para con las bases de las escuelas en todos sus ámbitos, aspectos y actividades, asegurando así una real participación de los Centros de Estudiantes en ella, respetando y acompañando sus propios procesos de debate y desarrollo para poder lograr un crecimiento productivo tanto de los propios Centros, como del movimiento estudiantil en su conjunto. Entendemos que es el crecimiento del movimiento estudiantil en su totalidad es el objetivo principal, prioritario antes que el crecimiento de las organizaciones o partidos que se muevan dentro de ella. El bien del movimiento es incluso priorizable al de la misma coordinadora como herramienta de lucha y coordinación. Para aclarar este punto: si la coordinadora es sana y representativa, hablar de ella será hablar del movimiento en sí. Caso contrario, debemos poner al estudiantado por encima de la herramienta, entendiendo que la coordinadora es precisamente eso, una herramienta y no un fin en sí mismo. Entender a la herramienta como un fin en si mismo es una desviación, es poner al carro adelante del caballo. Algunos ejemplos de ésta concepción, con las particularidades de cada uno, son; la extinta CES, la moribunda CUES y la impresentable FES.
Un elemento que creemos fundamental para el accionar dentro de la coordinadora es, además de los ya mencionados, establecer como máximo factor decisivo el mandato de base. Esto implica que las propuestas e iniciativas surjan desde las bases de las escuelas hacia la coordinadora y no de manera contraria, acorde a las condiciones objetivas y subjetivas que condicionen al estudiantado. Actualmente en la CEB se nuclean los diferentes bloques de la izquierda, tanto la izquierda independiente como a la tradicional. Entendemos que la unidad es imprescindible para poder llevar a cabo una lucha a corto y largo plazo, apuntando a la defensa íntegra de la educación pública como punto de partida sobre el cual profundizar las discusiones, hacia planteos de construcción de poder popular para el cambio social.
La organización política
Hablaremos del caso que mejor conocemos, el de nuestra propia organización, la OES. Así como en los Centros de Estudiantes y la CEB, internamente en la OES apostamos a la participación de todos nuestros compañeros. El crecimiento de la organización se vincula directamente con el crecimiento de cada compañera y compañero. La única manera en la que concebimos la construcción de la referencia es a través de la dedicación, la coherencia en la praxis que refleja la armonía entre discurso y acción. Esto, tanto para el militante individualmente como para la Organización en su conjunto.
Buscamos impulsar debates que ubiquen a la defensa de la educación pública en el marco de una lucha mucho más general que es necesario encarar (motivo por el cual la OES es específicamente el frente estudiantil de una Organización política más amplia, la Agrupación Kiki Lezcano). Intentamos trasladar a los Centros de Estudiantes (respetando los procesos internos de los colegios) la discusión de las problemáticas sociales, como la represión a los que luchan, el gatillo fácil, la realidad en los barrios, etc. Pero la idea no es quedarse en el debate, si no poder en algún momento llevar las conclusiones a la práctica.
Por último, nuestro objetivo primordial como organización política es que el estudiantado se organice, y esto tiene dos aspectos; el de la creación de nuevos Centros de Estudiantes (impulsados preferentemente desde la coordinadora) y el de la transformación del activista en militante, de una organización concreta, paso cualitativamente superior. Entendemos que el enorme sector no organizado es al que debemos interpelar. De cada estudiante, un activista, y de cada activista, un militante político. Y esto implica la pertenencia a una orgánica, no significa que sea precisamente a nuestro espacio. Un militante más, si es comprometido, honesto y coherente, será una suma al campo popular en su conjunto, y así, a la causa, más allá del colectivo en que se encuadre.