Guido Spadavecchia, Septiembre de 2015.
En la semana que comienza (del 7 al 11 de septiembre) se desarrollarán las elecciones del claustro estudiantil en todas las Facultades de la Universidad de Buenos Aires. Como hace tiempo que no sucedía, cierta hegemonía construida por la izquierda entre los y las estudiantes parece puesta en jaque. Tanto la derecha representada en un sector de la Unión Cívica Radical y el PRO de Mauricio Macri, como expresiones unificadas del peronismo, kirchnerista y no, aparecen con posibilidades reales de ganar en tres (Arquitectura, Ciencias Sociales y Veterinaria) de los ocho centros de estudiantes que conduce la izquierda. Sobre trece Facultades en toda la Universidad, la derrota en al menos dos de ellos significaría un reacomodamiento, con un nuevo tinte conservador, del mapa político del movimiento estudiantil de la Universidad más importante del país.
Luego de la vuelta de la democracia en 1983 y durante muchos años, tanto el gobierno de la UBA como la expresión política de su movimiento estudiantil estuvo hegemonizado por la Unión Cívica Radical y su corriente universitaria Franja Morada (hoy referenciada con el nombre de Nuevo Espacio). Si bien hasta el día de hoy eso no se ha visto modificado en el gobierno de la Universidad, salvo alianzas esporádicas de la UCR con sectores del peronismo y la nueva derecha, en el movimiento estudiantil esto se vio fuertemente modificado con un punto de quiebre en el 2001.
Fue allí que cierto ascenso de la izquierda tradicional, como el de nuevas expresiones surgidas de los movimientos sociales, acompañado por una deslegitimación de la UCR y Franja Morada a raíz de los sucesos en el escenario político general del país, torcieron la correlación de fuerzas y fue la izquierda, en un sentido amplio, quien pasó a expresar la representación del estudiantado de la Universidad de Buenos Aires.
Durante los años previos, pero sobre todo durante los doce años de gobierno kirchnerista incluyendo sus puntos de legitimidad más altos como la histórica elección presidencial de 2011, la izquierda pudo sostener su correlación de fuerzas. Cualquiera pensaría que se trata de una hegemonía tan asentada que bajo ningún punto de vista se podría ver tambalear en un escenario de derechización (o Sciolización) del movimiento kirchnerista o ante una expresión tan burda de la derecha como la que expresa Mauricio Macri con la UCR como su furgón de cola.
Sin embargo esto parece estar sucediendo. Creemos que esto tiene que ver con una limitación, que se expresa en muchos planos, y del que las izquierdas hegemónicas en nuestro país son su principal expresión. Si bien esta izquierda en términos amplios, que contiene tanto a las expresiones “tradicionales” de la izquierda (el trotskismo y el maoísmo) como a estas nuevas expresiones provenientes del post-2001 y los movimientos sociales (que en la UBA pueden identificarse con Patria Grande-La Mella, CAUCE y La Bemba, entre otras y con sus diferencias), ha encabezado dos procesos de alza durante estos catorce años[i] de conducción del movimiento estudiantil, no ha logrado ser expresión de un programa claro y tangible como alternativa a la UBA elitista y cerrada en sí misma que siempre han propuesto las clases dominantes y sus expresiones políticas.
Todos los momentos de unidad política de la izquierda, como en el caso de la conducción de la Federación Universitaria de Buenos Aires, solo han alcanzado acuerdos mínimos como el reclamo de mayor representación estudiantil en el co-gobierno de la Universidad o un claustro único para todos los docentes[ii]. De la misma forma, la mayoría de las corrientes de izquierda, salvo casos excepcionales, han llegado a elaboraciones muy escuetas sobre un modelo de Universidad alternativo. Esto se evidencia en situaciones como las que vivimos en la UBA hoy. Luego de escándalos por corrupción como el que sucede con Luis Giusti (ex Decano de Ciencias Económicas) y Emiliano Yacobitti (dirigente de Franja Morada y funcionario del Rectorado de la UBA) que ha llegado a los medios masivos de comunicación, o como el de la Decana de Derecho Mónica Pinto acusada de desviar fondos de su Facultad para su actividad partidaria, la izquierda es quien encabeza esas denuncias pero no logra ser vista más que como un sector “honesto” de cara a los estudiantes y docentes, pero no como una alternativa política para hacerse cargo de la UBA. Es allí donde la izquierda tiene hoy los desafíos a superar para revertir su retroceso relativo respecto de expresiones como el Kirchnerismo o la derecha de la UCR y el PRO.
En un contexto donde el kirchnerismo encolumnado detrás de la candidatura de Scioli tendrá mayores problemas para posicionarse de cara a lxs estudiantes y docentes como una alternativa “progresista” al proyecto elitista de la derecha que gobierna la UBA, más que nunca como izquierda tenemos la responsabilidad de ser capaces de plantarnos con un proyecto integral (gremial, político y académico) de Universidad.
“Por una universidad crítica, feminista y popular”, como expresa el eslogan de la campaña de CAUCE y otras agrupaciones en alguna de las Facultades de la UBA, a la que podríamos agregarle “científica y democrática”, es tan solo una consigna pero expresa una perspectiva correcta para empezar a hacer tangible un proyecto de Universidad desde una posición marcadamente de izquierda y antipatriarcal, entendiendo que este proyecto sólo podrá realizarse articulándose con otros sectores sociales, luchando de manera conjunta en los distintos territorios por una transformación radical de todas las estructuras de la sociedad.
En estas elecciones se jugarán muchas cosas para quienes buscamos una transformación real de la Universidad y de la sociedad toda. Y por eso desde Democracia Socialista considerábamos necesario realizar un aporte a la intervención de las izquierdas en la UBA, y al mismo tiempo expresar nuestro claro apoyo a CAUCE y otras fuerzas que comienzan a abordar la importante tarea de elaborar un proyecto alternativo de Universidad, sin relegar la tarea de defender a los Centros de Estudiantes del avance del kirchnerismo y Nuevo Espacio. Sólo con un programa consciente y estructural podremos construir una Universidad que realmente se pinte de pueblo.
[i] Nos referimos a las movilizaciones contra el nombramiento de Alterini, ex funcionario de la dictadura, como Rector de la Universidad en 2006 y a las tomas y movilizaciones durante el 2010, conocidas como “el estudiantazo” y que tuvo su expresión en el movimiento de estudiantes secundarios, pero también en algunas Facultades de la UBA.
[ii] Hoy en día solo los mayores rangos de Profesores tienen representación en el Claustro de Profesores de la Universidad, mientras que el resto del plantel docente (la amplia mayoría) participa del Claustro minoritario de Graduados.
[i] Nos referimos a las movilizaciones contra el nombramiento de Alterini, ex funcionario de la dictadura, como Rector de la Universidad en 2006 y a las tomas y movilizaciones durante el 2010, conocidas como “el estudiantazo” y que tuvo su expresión en el movimiento de estudiantes secundarios, pero también en algunas Facultades de la UBA.
[ii] Hoy en día solo los mayores rangos de Profesores tienen representación en el Claustro de Profesores de la Universidad, mientras que el resto del plantel docente (la amplia mayoría) participa del Claustro minoritario de Graduados.