Eduardo Lucita*
Un extenso período electoral se ha inaugurado en abril y continuará hasta el próximo octubre. Hasta ahora en los cinco distritos donde se desenvolvieron elecciones locales lo que predomina es la fuerte polarización a derecha, la implosión de la centroizquierda y el achicamiento de los espacios de la izquierda anticapitalista.
Giro a derecha
Las cinco elecciones –Mendoza, Salta, Santa Fe, Neuquén y CABA- ocurridas hasta ahora han sido todas distritales, obviamente se jugaban intereses locales, pero es claro que la elección presidencial de octubre estuvo presente. Expresan al veinticinco por ciento del electorado total del país, sin embargo no alcanzan para definir una tendencia en relación a las presidenciales pero expresan acabadamente el corrimiento a derecha del escenario político nacional.
La polarización entre oficialismo y oposición derechista estuvo presente en todas ellas. Confrontación entre extremos (+- neoliberalismo / +- neodesarrollismo), que fue promovido y fogoneado desde el gobierno nacional, incluso por la propia presidenta de la Nación. Polarización que ha arrojado luz sobre un proceso mucho más profundo de lo que aparecía en la superficie.
No obstante una situación económica relativamente controlada y un bajo nivel de conflictividad social facilitan al kirchnerismo mantener un piso alto de intención de voto y renovadas expectativas para las presidenciales.
Ciudad de Buenos Aires
Las elecciones en C.A.B.A son hasta ahora la muestra más acabada de esta tendencia al conservadurismo derechista. No solo porque triunfara holgadamente el PRO –que ganara en todas las comunas y que en la sumatoria de votos quedó a un tris de lograr un triunfo en primera vuelta en julio- sino que en las internas de cada fuerza triunfó también esta tendencia. Veamos: en el PRO Horacio Rodríguez Larreta es más derechista y pro-empresarial que Gabriela Michetti. En ECO Martín Loustau esta mas a la derecha que Graciela Ocaña. Si bien el nuevo “joven brillante” corre por ese andarivel al representante de La Campora prohijado por la presidenta, dentro del FpV Mariano Recalde triunfó ampliamente sobre opciones más progresistas, como las que representaban Carlos Heller, Aníbal Ibarra o Gabriela Cerruti.
Más aún la amplia votación al PRO y el triunfo en su interna del candidato apoyado por Mauricio Macri, hace que este se haya recibido de dirigente político. Una demostración de que no es solo un empresario que expresa acabadamente los intereses de sus pares, sino que es capaz de disciplinar y orientar una fuerza con pretensiones nacionales. Los recientes acuerdos que logró en la provincia de Córdoba refuerzan esta presencia y fortalecen su candidatura. Por último este ascenso general de la derecha presiona a favor de la candidatura presidenciable de Daniel Scioli en el FpV.
Posible impacto en la economía
La economía atraviesa un período de calma chicha con tibia recuperación del consumo interno que podría extenderse todo el año, favorecido ahora por la colocación de nueva deuda y un préstamo a YPF, que en conjunto significan un refuerzo no menor para las reservas.
Esto no puede ocultar los desequilibrios macroeconómicos que acumula y el estancamiento que arrastra desde hace tres años, y su correlato baja o nula creación de empleo, pérdida del poder adquisitivo de los salarios e ingresos populares, en tanto que al menos por ahora la conflictividad social no es significativa.
Ahora bien, el ascenso del macrismo podría tener consecuencias en lo económico. “¿Qué influencia general, en lo económico, puede desprenderse de esto?” Se pregunta el economista histórico del peronismo Eduardo Curia y se contesta “… la ‘confianza market friendly’. O sea: una postura de, en la jerga, reconciliación con los mercados, dispuesta a ‘hacer los deberes’ de ordenamiento, y que, por lo tanto, suscitará un fuerte efecto confianza que tenderá a movilizar en un santiamén una avalancha de capitales externos. La que, en teoría, resolvería la escasez de dólares, permitiría hacer un ajuste “dulce”, energizaría a la economía enseguida, y posibilitaría levantar el cepo rápido.” No muy diferente a lo que, con variaciones, los economistas de Scioli o Sergio Massa vienen pregonando. Parece demasiado fácil.
Cambio sociales y concentración económica
Dos aspectos podrían ayudar a explicar el sesgo conservador. Uno estrictamente capitalino y el otro nacional.
La estructura social de la Ciudad de Buenos Aires –y no solo la capital- ha sufrido fuertes cambios en los últimos 40 años. Un poco por la desindustrialización y otro poco por la deslocalización de empresas; el ascenso de la intermediación, del comercio y los servicios; y el envejecimiento poblacional están en la base de esta mutación. El individualismo, el pasatismo, los logros rápidos, la atracción por lo efímero y la liviandad de la cultura, la hostilidad hacia los migrantes, el desprecio por lo público se ha adueñado de buena parte de la población que supo ser de las más politizadas y progresistas del país.
A nivel nacional la actual derechización está en correspondencia, o es expresión, del grado de concentración y centralización de capitales -extranjerización incluida- que viene de tiempo atrás pero que se ha profundizado en la última década. También con el mayor peso que la renta de la tierra fue alcanzando en la estructura económica.
El final de este extenso período –administrado por un gobierno que fue posicionándose con una retórica progresista, que facilitó la ampliación de derechos democráticos y sociales, que recuperó niveles de empleo y de salarios, que amplió la cobertura y los niveles de jubilaciones y pensiones y se hizo fuerte en las políticas asistenciales. Logros que conviven con núcleos duros de desocupación, precarización y pobreza, el inmoral impuesto al salario y la judicialización de la protesta social- expone con crudeza el fortalecimiento del poder de las clases dominantes. Esta situación contradictoria se expresa con nitidez en el actual curso electoral.
El otro polo
En el otro extremo del arco ideológico la izquierda en general, con excepción del FIT, no ha obtenido buenos resultados. El FIT realizó elecciones dignas en Mendoza, Salta y Santa Fé, en las directas de Neuquén logró dos diputados provinciales y ha logrado superar las PASO en CABA. No es poco en el actual contexto regresivo, pero ha retrocedido respecto a elecciones anteriores. Acompañando la derechización del escenario general la centroizquierda –sea en su versión socialdemócrata o en la social cristiana- ha visto licuarse su representación. La desorientación y cierta impotencia recorren sus filas. Sin embargo sus votos no van hacia la izquierda anticapitalista, sino hacia la derecha. En la capital Federal han nutrido el volumen de votos obtenido tanto por Michetti como por Loustau.
Sin embargo es necesario mirar más allá de los resultados. En los últimos tiempos un embrionario proceso de maduración política recorre algunas de sus diversas vertientes. El debate interno que se cruza en varias direcciones se centra en la superación de viejos vicios sectarios -propios de sus prácticas de autoconstrucción, sea en los partidos sea en los movimientos- y en forjar una política de alianzas abarcadora de la diversidad existente en sus filas.
Dos líneas convergentes están operando para esta maduración política. Por un lado el reconocimiento en algunas fuerzas de que la mera confrontación, las disputas estériles, el patriotismo de partido o de grupo o movimiento, no salda finalmente en crecimiento superador para la izquierda decididamente anticapitalista. Por el otro la comprensión de que la superación de esa dinámica con una perspectiva unitaria le permitiría mejores resultados no solo en lo electoral. La apertura de las listas del FIT a candidatos provenientes de movimientos sociales en CABA es un primer paso prometedor, con posibilidades se extienda a otros distritos electorales.
Al FIT, principal espacio anticapitalista y única fuerza con presencia nacional que busca ser alternativa frente al régimen, le corresponde la iniciativa de articular al conjunto de las fuerzas políticas y sociales dispuestas a nuevas disputas electorales, y sobre todo a resistir la previsible ofensiva del capital sobre los trabajadores y sectores populares que se perfila en el horizonte pos 2015.
Integrante de EDI – Economistas de Izquierda