Por Darío Farcy, militante de Democracia Socialista.
Los opositores utilizan sus medios de comunicación, sus alianzas internacionales y sus armas para enfrentar al Gobierno de Nicolás Maduro; el cerco internacional es completo con excepción de algunos países como Rusia. Por su parte los integrantes de la revolución bolivariana defienden en la calle y en las instituciones el camino al socialismo. Todxs tienen argumentos para justificar sus acciones, todxs tienen organizaciones que apoyan sus ideas, todxs saben que es la “hora cero” de la Revolución.
Al mismo tiempo la correlación de fuerzas de los grupos enfrentados no es igual. De un lado los sectores populares, lxs trabajadorxs, las organizaciones políticas populares, sectores militares intentan avanzar en un contexto de crisis económica. Y por otro lado las élites regionales y locales, sectores vinculados al contrabando, sectores medios, grupos paramilitares, las grandes empresas nacionales y multinacionales, y principalmente los agentes del imperialismo yanqui intentan profundizar la crisis para hacer las fácil la caída del gobierno.
El pueblo de Venezuela sabe bien que este es el momento en donde no solo se pone en juego la defensa de las conquistas logradas desde que Chávez llegó al poder en el 1998, sino que también esta en juego la posibilidad de la existencia misma de un poder popular en aquel país. Al interior del chavismo algunxs sectores proponen avanzar profundizando la revolución mediante el poder comunal, otrxs consolidar el poder estatal para desde allí configurar un poder centralizado en el Estado que dictamine las decisiones futuras; sin embargo ambos sectores comparten la caracterización de que este momento es clave para el desarrollo del proyecto socialista. A su vez, los movimientos políticos de América Latina miran de cerca como se desarrollan las acciones en Venezuela, entendiendo que la posibilidad inmediata de retomar una senda de proyectos políticos que brinden mejoras para los pueblos depende en gran parte de la permanencia y profundización del chavismo en el poder. También, la sombra de las dictaduras y el genocidio de miles de compañerxs aparece en el horizonte cercano de cientos de organizaciones que ven como el imperialismo una vez mas propone destruir las formas de vida alternativas en nuestra región.
Por su parte la derecha, gran artífice de la situación actual del país, entiende que este es su momento; es ahora el punto donde todos los poderes dominantes locales e internacionales los apoyan incondicionalmente. Si desean instaurar un régimen que vuelva atrás todas las políticas populares del chavismo y borre de la historia su presencia, deben avanzar en estos momentos álgidos. El apoyo de los grupos paramilitares entrenados en Colombia con apoyo de militares de los USA, dan cuenta de que estos grupos no están dando, y no darán, esta batalla de forma pacifica y democrática. Sus razones son claras, cada minuto que el chavismo estuvo en el poder fue para ellos una anormalidad histórica, una discontinuidad en el tiempo y espacio de los dominadores; jamas estuvieron sin dominar y jamas tuvieron que conceder nada al pueblo. Para la derecha, la MUD, acabar con el chavismo es volver a la normalidad, volver al estado natural de cosas. Y esa normalidad se consigue con sangre y fuego.
Las cosas así, la lucha de clases esta declarada y la región entiende que aquí se resolverá gran parte de la historia futura de nuestros proyectos emancipatorios. Nadie puede negar, mas allá de algunos grupos de izquierda siempre desorientados a nivel local y mundial, que el proceso vivido en Venezuela es el resultado del enfrentamiento de clases producto del ascenso de los sectores subalternos en la conquista no solo de derechos sino en la construcción de un poder real con posibilidades de conseguir cambios estructurales, económicos y políticos (convertido así en el faro para otros pueblos).
El proceso iniciado con el llamado a la Asamblea Constituyente es la salida a la escalada violenta iniciada desde el desconocimiento por parte de la derecha de las elecciones del año 2013. Luego de idas y vueltas, de errores y pocos aciertos, el gobierno pone el eje en la profundización del proceso, llevando el poder de decisión a las comunas; lo cual fue el “golpe de timón” final elegido por Chávez antes de su muerte. Una vez mas, como sucedió en el año 2002 luego del golpe de Estado, el chavismo intenta superar las crisis profundizando política y económicamente el proceso.
Mientras esto sucedía otros gobiernos de la región, destacándose especialmente los casos de Brasil y Argentina, mantuvieron un acuerdo con las burguesías nacionales e internacionales con el objetivo de asegurar la gobernabilidad y brindar a los sectores de trabajadorxs mejoras en su nivel de vida. Nada mas, ni nada menos. A pesar de lo cual, fueron desestabilizados y derrotados por esos mismos sectores empresariales que decían haber aceptado el pacto de no agresión abierta. En aquellos países los medios de comunicación y la derecha declararon que la gran farsa del progresismo se veía desenmascarada por la corrupción de estos gobiernos, de allí que había que volver al neoliberalismo mas atroz; porque a pesar de ser tan corrupto como los anteriores por lo menos nos insertaba “en el mundo”. Lo que los medios de comunicación empresariales buscan ocultar bajo la critica moralista es la presencia de intereses irreconciliables en nuestras sociedades, y al mismo tiempo los procesos progresistas marcaron claramente que no es posible asegurar los intereses del capitalismo y al mismo tiempo defender los intereses de lxs trabajadorxs; no hay alianza duradera posible, ni política ni económica.
Y esto ya no puede ser ocultado por los medios masivos y las agencias al servicio de las élites, por mas estratagemas que utilicen poniendo a Maduro como un dictador o al movimiento chavista como un proceso autoritario. Ante lo ojos de todxs esta claro que en Venezuela se esta disputando una batalla por definir cual es el sector social que detentara el poder, y el que salga victorioso de esta sera el que tendrá la iniciativa en los próximos años.
Obvio que esto no implica que sea equitativo o igual lo que esta en juego. De un lado las perdidas serán materiales, económicas, sera la perdida del poder estructural; mientras que en el otro, si la derecha toma el gobierno, lo que sucederá en Venezuela sera una masacre, sera la persecución, la cárcel y la desaparición para miles de militantes.
Al igual que los procesos iniciados por la Revolución Cubana o el proceso del gobierno de Allende en Chile, la historia recordara estos tiempos como uno de los momentos claves del enfrentamiento entre clases en nuestra región. Como así también recordara de que lado estuvieron las organizaciones políticas y sociales.
Con la Asamblea Constituyente comenzara un nuevo capitulo en la batalla de la revolución bolivariana, pero también se escribirá un nuevo capitulo en la historia de la emancipación en Nuestramérica.
¡No pasarán!