Desde Democracia Socialista saludamos la derrota del fascismo pinochetista encarnado en la candidatura de José Antonio Kast en las elecciones chilenas. Creemos importante señalar que el triunfo de Gabriel Boric no es solo de él, sino de la movilización popular que desde los resultados de la primera vuelta decididamente salieron a las calles a detener la posibilidad de un gobierno ultraderechista. El aumento de la participación electoral, condición única que podía y que, de hecho, otorgó la victoria a Boric refuerzan la lectura de un electorado movilizado por el espanto a la figura de Kast
Este aumento de participación tiene base en los sectores más postergados de la sociedad chilena que, si bien salieron en pie de guerra a la calle en octubre de 2019 y sucesivas veces a lo largo de estos años, incluso durante la pandemia; no se encuentran organizados políticamente en los espacios tradicionales del sistema de representación política chileno. Los porcentajes de participación bajos en las elecciones siempre han mostrado este déficit de representación.
Los sectores precarizados no ven en Boric sus anhelos de cambio, sino a una figura nueva que no ha mostrado credenciales que lo separen del tradicional establishment político dominado por la Concertación durante décadas. El impulso a votar de estos sectores, entonces se explica en gran parte a una muy acertada y firme campaña antifascista por parte de la izquierda chilena, que desde ni bien se conoció el resultado de la primera vuelta, se dedicó a desplegar organización y militancia callejera, visibilizada en sloganes y consignas antifascistas. Esto desmiente las hipótesis de una derechización del escenario en Chile posterior a la revuelta de Octubre.
En este nuevo escenario que se abre en creemos que no se debe abandonar las calles, continuar las luchas, radicalizarse y presionar y exigir juntxs y organizadxs. Esto es fundamental para lograr ir a fondo con el espíritu de la revuelta de Octubre y conseguir el cumplimiento de las demandas mas sentidos por el pueblo chileno: el fin de las AFP, la liberación de lxs presxs por luchar, la liquidación del legado pinochetista, una democratización real para Chile, la mejora de las condiciones de vida del pueblo trabajador. Para ello es fundamental que las izquierdas en Chile continúen organizando a estos sectores con un programa que trascienda estas demandas minimas y comience un proceso de trasnforación radical, sostenido en el tiempo y que irradie a todo el continente.
Hoy, más que nunca: “Adelante con todas las fuerzas de la historia”