El 28 de junio es el Día del Orgullo LGTTBIQ+ (lesbianas, gays, travestis, transexuales, bisexuales, intersexuales, queers y aliadxs), fecha celebrada y recordada mundialmente en recuerdo de un episodio que tuvo lugar en Nueva York en el año 1969. En ese día, las personas que frecuentaban el bar Stonewall Inn, hasta hoy lugar de encuentro frecuente de gays, lesbianas y transexuales, reaccionaron ante una de las frecuentes redadas policiales.

La revuelta contra el hostigamiento policial contra las personas LGTTBIQ+ duró dos noches más y un año después su conmemoración se transformó en el primer Desfile del Orgullo LGBT, realizado el 1 de julio de 1970. En la actualidad, los desfiles del Orgullo se llevan a cabo en muchas ciudades de casi todos los países del mundo.

Lamentablemente, la persecución, la discriminación y la violencia contra las personas por su orientación sexual o identidad de género, real o percibida, no ha terminado.

Entorno laboral

La visibilidad de las identidades LGBT contribuye a llevar la igualdad jurídica formal al plano de la igualdad material. Los ambientes laborales todavía no reflejan esta realidad. Según un informe de la Fundación Huésped: “Más del 70% de las personas trans trabajan por cuenta propia; sólo 1 de cada 10 participantes dijo estar en relación de dependencia”. La falta de adecuación de la legislación laboral tampoco contribuye. Y es evidente que esto contribuye a perpetuar la discriminación laboral hacia las personas LGBT.

ESI

Nos interesa remarcar que la Educación Sexual Integral (ESI), pese a los 14 años transcurridos desde su aprobación, no se implementa de forma integral en todos los niveles y todas las escuelas, poniendo sobre las espaldas de lxs docentes su implementación y llevándolos al aislamiento en dicha tarea.

Avances

El movimiento ha sabido proyectar alianzas diversas y en nuestro país ha conseguido la reciente Ley de Cupo e Inclusión Laboral Travesti Trans “Diana Sacayán-Lohana Berkins”, un logro histórico para una comunidad con un promedio de vida de 35 a 40 años para la que se impulsa la inclusión social.

Esta ley nos permite darnos cuenta de por qué el Estado debe estar a cargo de reparar los años de discriminación, de maltrato y violencia que ha sufrido este colectivo. Es importante continuar la lucha para que la ley se cumpla de forma efectiva y para que ese porcentaje mínimo de contratación no se convierta en techo, como pasa con muchas otras reglamentaciones que se quedan en pura formalidad, como pasa con el cupo para personas con discapacidad sancionado hace 40 años, que no sólo no se cumple de forma efectiva sino que incluso cuando se respetan algunos de sus parámetros se lo hace sin una integración real.

La ley en un gran avance en Derechos Humanos para el colectivo, pero la lucha por el derecho a una vida sin violencia transodiante continúa.

Por eso seguimos preguntando: ¿Dónde está Tehuel?

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SIN MEMORIA NO HAY ORGULLO 2